Qué me pongo
Lástima que no haya billetes para maniquíes sería una buena ocasión de mostrarme en público y probar mis habilidades en tu marcada silueta y tus pechos erguidos que no necesitan de cirugías ni de corpiños armados que eleven tu autoestima y la decadencia que el tiempo provocó. Lástima que no te pueda llevar, porque tu...