Contabilidad ardiente

Contabilidad ardiente


-El veintidós ya es historia, ¿vamos a por el veintitrés? -me dice en un susurro jadeante, me lame la oreja, me acaricia el pecho-. No ha sido como el diecisiete -y se le derrite la boca al decirlo- pero casi.

¿Veintidós ya? ¿Cómo lleva la cuenta? ¿Estarán los míos también incluidos? Si es así, pienso, debería decirle que al menos siete son fingidos.

Hemos coincidido asiento con asiento en el autobús a Huesca. Me ha dicho, hola, soy María, buen viaje.

Exprimido, agotado, inflamado, incandescente, así me siento ahora. Si hay parada en Almudévar, yo me bajo.

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