COMPAÑERO DE VIAJE
Lástima que no haya billetes para maniquíes. ¡Qué importaba pensé ! – Mientras mi imaginación siguiera viva, me desharía de mi maleta miedosa, cogería a mi amigo maniquí colocándolo junto a mi asiento del coche y sería mi compañero de viaje. Siempre disfruté contándole mis penas y alegrías, más ahora y a través del cristal,...