Plan b
-Lástima que no haya billetes para maniquíes-. La taquillera sonríe con la ocurrencia. Me quedo sin ideas para entretenerla. En la fila, tres puestos por detrás, el hombre, nervioso, mira la hora en su teléfono. No puedo permitir que tome ese tren. Le doy las gracias a la chica, recojo mi ticket, las vueltas y...