GRIETAS EN NUESTRA ZONA DE CONFORT
Él ya estaría tomándose un daiquiri en el malecón si nos hubiéramos fugado tal y como planeamos, lejos del mundanal ruido, de su mujer, de mi marido. Pero nos hemos dejado llevar por la culpa, por el qué dirán y, como siempre, el fin de semana transcurre plácido, aburrido: dos matrimonios bien avenidos, la playa…...