Su barba y su melena expuestas al viento desde el helicóptero de la policía. Magdalena Ventura, “El gran milagro de la naturaleza”, sonríe feliz. Ya era hora. Desde que a sus 37 años le creció la barba, su vida había sido un infierno. Su marido, siempre en penumbra, mirándola con sospecha. Más que harta de ser un mono de feria en el Museo del Prado, en cuanto se enteró de que no podía salir nadie a la calle, pensó que ésta era su oportunidad para pasear tranquilamente. No contaba con ser detenida, pero el vuelo le estaba sentando muy bien.

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