Recuerdo el momento en que te encontré al salir del colegio, una postal de un poblado de cuento y detrás una imponente montaña nevada. Los Alpes.

Recuerdo como si fuera ayer que la tomé del suelo llena de curiosidad, la pasé por mi falda, leí cada palabra de amor de un trabajador español hacia ese sitio y como añoraba a su madre.

Hoy, sobre mi cama, poca cosa; ropa, el portátil, un diario de hojas blancas, mis pinceles. Mi sueño y algo de miedo.

Mi madre me pide que le escriba desde los Alpes.

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