—Eh, vo a paga, vo a paga; vo en esta ranchada no te va a queda así. Mirá cómo me dejaste la trompa, me sacaste un par de cable; ¿ahora como búa come, Eh? —al escuchar los gritos desaforados los otros se dispersaron de sus tareas; comenzaron a formar un círculo humano alrededor de los peleadores. Alguien dijo: toma cepillo; le alcanzó un arma blanca fabricada con partes de una cama. El gringo, tenía los nudillos ensangrentados y las manos vacías. Cepillo se movía inquieto con el arma en la mano derecha. Se le llenaron los ojos de una luz diferente o tal vez de la sombra de la muerte.

—te búa mata— gritaba mientras se comía la sangre que botaba de la boca.

—Ya va mua ve, ¿vo ta seguro que quere esto?— sentenció el gringo.

Todos comenzaron a gritar arengas y hacer apuestas. Se trenzaron en un sin fin de nudos ensangrentados. mientras los gritos seguían subiendo.

—matalo cepiii, cortalo, metele—

     En medio del entrevero cayó el arma en un charco de sangre y la tomó el gringo, con el último esfuerzo, saltaron con toda la furia y se unieron en una sola llama cayendo desprolijos y sin vida.

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