Noventa días de confinamiento absoluto. Una vez agotados los alimentos que hallamos en el restaurante abandonado que ocupaba el local comercial, y antes de que cundiera el desánimo, en una junta secreta, algunos cargos de la comunidad de propietarios hemos llegado a la conclusión de que depende de nosotros solucionar el problema de desabastecimiento. El tesorero aportará la lista. A partir de ahora, y hasta que todo vuelva a la normalidad, los vecinos dispondrán de desayuno almuerzo y cena gratis en el restaurante. Suerte que son muchos los morosos.

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