No era cierto que hubiéramos aprendido tanto.
La soberbia seguía presente entre nosotros.
Y lo que hicimos en primer lugar fue tirarnos los trastos a la cabeza, insultarnos unos a otros, porque buscar culpables es cuestión de supervivencia, de saber que seguimos siendo válidos, de que en el fondo somos invencibles -o eso creemos.
Pero algo se había roto en la realidad. El tejido nos había permitido ver el abismo por un momento. Y muchos corrieron a apartar la vista para volver a la normalidad.
-Pero, ¿qué es la normalidad?
-¿Cuánto la construimos?
-¿Cuántas veces nos hemos parado a mirarnos para dentro, como dijo Silvio Rodríguez?
-¿Quién es Silvio Rodríguez?
Aquí tengo que añadir que algunos habitamos el abismo y hacemos de guía turístico para que otros se acostumbren a él; no para que le pierdan el miedo, sino para que vean que, incluso con miedo, se le puede hacer frente.
Al «voler», el abismo nos lo llevamos puesto a esta realidad «nueva» que vamos a construir. Pero no nos engañemos: siempre estuvo allí.
-No entendí la premisa de este concurso.
-Pero igual, escribo.
Somos nosotros quienes hemos cambiado, como nos han repetido que hizo el héroe griego en su periplo. Al llegar a su destino, se sintió solo.
No es cierto que estemos juntos en esto, en todo momento y para todo. Estamos metidos en nuestra propia historia. Se puede comunicar con otras, pueden compartir episodios, personajes, decorados…,
-Silvio Rodríguez era un cantautor chileno pero verás, yo lo confundí con argentino porque no viví la revolución a la que él cantaba, sólo me llegaban unas cintas de cassette que escuchaba una y otra vez… Tenía esa voz tan aguda y ese arpegio tan … dicen los que saben de esto que cantaba contra un dictador.
-¿Cuántos años tenías cuando lo escuchaste por primera vez?
-No lo sé,16, quizá 18 ó 20. No sabía nada de la vida y ya me creía parte de los buenos. Para mí era música, no podía entender las cosas de milicos, como dicen ustedes.
Todo era cierto: el abismo y lo normal.
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