El bigote del cobarde
Teníamos doce y comenzábamos a mutar como pokemones. Acné, sudor y tímidos pelitos asomaban por las piernas, axilas y pubis, pero ni un maldito pelo sobre el labio. El primero en tener bigote sería el amo del otro durante una semana, ese era el pacto. Nos revisábamos buscando alguna pelusita que canjear por siete días de...