Besitos de caramelos
Una historia refrescante y juvenil del principio de la madurez.
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Una historia refrescante y juvenil del principio de la madurez.
Al cumplir los dieciete años ya era diácono. Diez años después, terminé la carrera de medicina y me trasladaron a Ach´lum, localidad de Ocosingo, Chiapas. —Un día el Padre Superior, me contó: “dicen que andan muy enfermos por las comunidades”, ve y haz algo. —Ofrecer viáticos, con todo y visa a los moribundos, es doloroso,...
Soy Laila en aquel entonces tenía 8 años, vivía en el campo con mis padres, pues eran propietarios de un pequeño terreno. Allí cultivamos gran parte de nuestros alimentos. Nuestros días transcurrían tranquilos y alegres, entre risas y labores cotidianas. Mis pasatiempos favoritos eran correr, jugar y también me divertía alimentar las gallinas y recolectar sus huevos. Poco a poco en el sector como en otras partes del país empiezan los enfrentamientos entre grupos armados al margen de la ley. Y es así como nuestra tranquilidad y la de los demás habitantes es interrumpida debido a los abusos por parte de estos grupos, tales como extorsiones, violaciones, asesinatos, reclutamiento de niños y amenazas. En un abrir y cerrar de ojos estos grupos empiezan a disputarse el control del territorio. Todos quedamos atrapados en medio del fuego cruzado, no había presencia del estado ni quien nos defendiera nuestra única esperanza era "la misericordia de Dios" decía mí madre. poco a poco los habitantes del sector empezaron a abandonar sus viviendas por el miedo y la sozobra de caer en el juego cruzado algunos salieron sin nada más que sus prendas de vestir. Mi padre un hombre fuerte y trabajador, y un poco terco por defender lo que con sudor y sacrificio había conseguido se negaba a abandonar su parcela, aquel terruño que nos proveía el sustento. Sin embargo después de evidenciar varios asesinatos, solo por amor a su familia, un día tomó la decisión de decirle a mi mamá, con aquel cariño con el que le hablaba, susurro "mija escoja lo mejorcito de la ropa, nos vamos aquí ya no hay cómo vivir" . Pude ver su dolor y tristeza en su mirada. Sin tener claro cómo, y dónde íbamos a llegar, con mucho dolor tuvimos que abandonar nuestra casita. Llegamos a la ciudad y con ayuda de algunos familiares y con mucho sacrificio de mis padres, aunque pasamos muchas necesidades, logramos ubicarnos y empezar de cero. Hoy 15 años después puedo hablar de este suceso tan doloroso, y aunque en aquel entonces era muy pequeña para entender muchas cosas, solo sé que esa guerra sin sentido nos arrebató más que un terreno con una vivienda, y dejó secuelas para siempre. "Hoy veo a mis hijos y le pido a Dios que no sufran lo que yo sufrí".
A los pibes más chicos nos despabilaban los muchachos más grandes. Los jerarcas del barrio. Los que ya la habían hecho todas. Terribles atorrantes todo terreno. Tipos llenos de cicatrices que provocan los entreveros diversos. Porque la hombría se demostraba con osadía y rebeldía para aquellos instantes. Era posible convertirse en un tipo ágil, adelantando...
Un grupo de chicos africanos pasa todos los días por delante de mi instituto. Nos miran. Nosotras también les miramos a ellos, de reojo, mientras charlamos en el patio del recreo. Han llegado en pateras. Lo vemos en los informativos de la televisión todas las noches, mientras cenamos en casa. Les ayudan a bajar y...
Asesinar esta inocencia o ser asesinado por ella.
—Apúrate— Le gritó mamá. Era lunes y aquel adolescente de trece años, blanco de bromas por su grave y profunda voz, presidiría impecable los honores patrios. Todo estaba en su lugar, uniforme perfectamente planchado, zapatos boleados y un peinado sobrio pero a la moda. Solo faltaba afinar un detalle, él lo sabía, por lo que acudió...
Me gustaba estudiar a mi edad de 7 años, vivía escribiendo estudios porque era un niño muy estudioso, hasta que un día una mujer me ofreció un alfajor o un chupetín por hacer algo a cambio, no recuerdo bien ese detalle. Lo que sí recuerdo con claridad es lo que pasó cuando me pidió que...
Cada día significaba un llanto, un pequeño lago que se desvanecía en sus mejillas, con cada juguete roto, con cada tarea que no entendía, con cada ¨ haz tu tarea ¨, y aunque cada una de estas lágrimas se sentían en el alma, incluso el más pequeño de los llantos, iba poco a poco marcando...
¿Cómo saber la fecha o el tiempo en que la guerra domina el territorio donde muchas familias habitan y donde las miradas inocentes son las que dan color a un mundo mejor? Yo soy Juan. Una mañana lluviosa y gris, vi como la gente corría y le pregunté a mi mamá si ellos estaban jugando. Mi madre respondió: "Corre, hijo, y nunca olvides que tu mirada es inocente y debes tenerla siempre". Yo entendí que no era un juego. Corrí lo más rápido que pude, pero los malos me alcanzaron. Me obligaron a tener trato con ellos, a manejar armas y a no tenerle miedo a la muerte. Estuve cinco años con ellos. Los años fueron eternos para mí, donde muchos inocentes murieron y cada vez que veía eso, mi mirada inocente se iba desapareciendo. Escapé de ese oscuro lugar. No fue fácil. Viví la mayoría de mi adolescencia solo y busqué la manera de sobrevivir en este mundo cruel. Acepté la realidad de que mi mamá estaba muerta y, al solo hecho de recordar su última mirada, eso me desgarró el alma. Tengo veinte años y aún recuerdo este sufrimiento, y que me dejó trauma en el alma. Pero mi mirada inocente, aunque pasen los años, aún no ha desaparecido. Ahí me di cuenta de que hay vida después de la guerra. La infancia ha sido la más afectada en estos últimos tiempos, donde la vida civil está de por medio de la guerra, dejando centenares de hijos huérfanos, viudos y padres que nunca jamás volverán a saber de sus hijos. Nota: He corregido algunos errores de ortografía y puntuación, y he agregado algunos signos de puntuación para mejorar la claridad y la fluidez del texto. También he cambiado algunas palabras para mejorar la expresión y la coherencia del cuento. Si tienes alguna pregunta o necesitas más ayuda, no dudes en preguntar.
Una niña parecida a muchas, sobresaliente en su traje de baño azul, corría por la playa mientras la arena le quemaba los pies. El piso era lava y para llegar a la orilla debía sobrepasar el obstáculo con gran valentía. Era su aventura. Cuando sus pies sintieron la arena mojada debajo, la pequeña sonrió, y...
JOHAN Y MARAR Johan vivía en la costa pacífica de Colombia. Llega a la Capital con su madre Rita Porque su padre desapareció. Viven en el Centro de la Ciudad en una casa de inquilinato. (La madre labora de noche) Desde pequeño, quedaba encerrado en el cuarto en la oscuridad, con agua de panela y...