La luz de un amanecer.

La luz de un amanecer.

nestor nanni

15/04/2020

Migrar, palabra universal que se extiende desde el principio de los tiempos. Silencios, murmullos que anteceden a vidas por venir…por sobre tiempos idos. Nada será igual: ayer? montarse sobre humeantes barcos parsa recorrer miles de millas náuticas. Mañana? que será de los migrantes? de sus valijas transformadas en cibernéticas maletas? Tras las crisis se suceden cambios y los cambios serán aquellos que la inteligencias y genética de nuestro género, llenen vasijas calientes diagramadas como laboratorios que pueden predecir cuanto no es predecible.

Todos/as guardamos antecedentes migratorios, parte del ADN humano, de esta especie que de manera invariable, puede torcer el rumbo merced a un virus microscópico. De reconocer territorios, soles, distancias y experiencias manifiestas a diagramar ocio y trabajo dentro de cuatro paredes. Conocer a lo desconocido, en ese encierro latente de almas que conviven, se alejan para anidar en recónditos espacios. Cerramos el cofre cuarentena mediante, párpados cansados de no mirar, ideas y proyectos de lo imposible, soñar con los abrazos que fueron y no lo serán, compartir sin compartir, disfrazar a las distancias de cercanías, aceptar que somos plumas a merced de los vientos.

El amor migrará? que será de los afectos a futuro? prevalecerán los encuentros furtivos? dejaremos impresas parte de nuestras vidas sobre teclados y pantallas de ordenadores cómplices? Y así iremos descubriendo cuanto nos rodea, que lo hemos mirado sin verlo en infinidad de circunstancias. Se extenderá el universo de los gestos, palabras, de aquellas vivencias que irán muriendo en compartimientos estancos. Y serán historias desplazadas, aquellas que pudieron ser y no fueron.

Tendremos cuadros vivientes: solo observar pájaros, naturaleza, la vida misma a través del marco y cristales de una ventana. Envidiaremos a las vidas que denostamos, las considerabamos «inferiores»: animales, vidas microscópicas, y el verde que se extiende generoso en todas las direcciones. Y así migraremos interiormente: comenzaremos la búsqueda que jamás realizamos, nuestro yo interior. Lo bueno y lo malo de ser por sobre el tener. Impredecible, intangible, serenos, viviendo con el morbo de cosa juzgada. Recordaremos a nuestros viejos migrantes: ajados pasaportes,amarillos documentos que acreditan: la vida es un viaje rápido con fecha de vencimiento.  Somos humanos: sentimos y presentimos el miedo al por venir. Pretendemos cerrar la mente de manera inconstante, no surte efecto.

Dejaremos transcurrir las horas, los días tal vez ya sin observar a relojes que marcaran tiempos de otra vida. El Universo seguirá rotando sobre su eje, nosotros? vaya uno a saber. El migrante inicia un camino, se traslada, navega, y no mira atrás. Ese es el terreno que conocíamos, la experiencia válida hasta ayer. Despues? estaban los aditamentos: libertad, mejores condiciones de vida, huir (de otros seres humanos). En definitiva? todo a imagen y semejanza de la nada. Fin y principio…principio y fin…de que sirve alterar su orden? Sobre bolsillos raídos, canto de sirenas, alertas y silencios…transcurren nuestros días. No podemos ni debemos pedir mas. Para llegar a una buena cosecha: preparar adecuadamente la tierra, las mejores semillas, tiempo y circunstancias favorables. Así hablaremos de recoger los mejores frutos.

Tal vez vez seamos migrantes eternos, de distintas galaxias, tal vez seamos privilegiados al observar y palpar los cambios que nos rozan la piel, tal vez los sueños sean utopías en concreción. Nada es ni será como deba ser…será.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS