¿De dónde eres?

¿De dónde eres?

Paloma

29/03/2020

“¿De dónde eres?” – me preguntó. “Soy del Norte” – me apresuré a decir y mantuvimos la clásica conversación casi guionizada sobre lo bien que se come, la amabilidad de la gente, lo mucho que llovió durante el viaje y lo mucho que le apetecería volver por allí algún día.

En estas situaciones, más frecuentes de lo que os podáis imaginar, yo asiento sonriendo a cada anécdota que cuentan, notando cómo crece entre nosotros una especie de complicidad extraña, y termino la conversación sugiriendo nuevos destinos locales para su próxima visita, siempre los mismos, como suelo hacer cada vez que me presentan a alguien.

Os confieso que me siento una impostora cuando hablo de mi tierra. En realidad, no la conozco. Me fui muy joven, porque quise, y tampoco sentí nunca la patria de manera muy intensa cuando aún vivía allí. La verdad es que no me siento de ningún sitio. No me siento del lugar donde nací, que ya apenas reconozco cuando vuelvo de visita, ni tampoco del lugar donde vivo, a pesar de llevar aquí instalada media vida. Soy migrante en ambos lados, la que se fue y la turista advenediza de estancia prolongada. Ciudadana del mundo en movimiento constante.

Huérfana de patria, compenso el vacío mostrando una ilusión exagerada cuando veo imágenes de mi tierra en los medios o cuando, por casualidad, me cruzo con gente a quien reconozco paisanos por el acento. Y me descubro contando a mis amistades historias de la vida en mi tierra, nostalgia de algo que fue y que ya no existe porque aquel lugar y sus gentes siguieron adelante sin nosotros, sin los que partimos, y nunca volverá a ser igual por más que finjamos los migrantes retomando viejas costumbres y rememorando tiempos pasados cuando volvemos a casa por Navidad.

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