El océano tiene memoria

El océano tiene memoria

Nathan Keen

30/03/2020

 Desaparecer, renacer. Renacer para luego no tener la necesidad de desaparecer otra vez. No somos personas, somos almas. Almas con distintos rumbos, almas que vagan por un mundo sombrío. Un mundo en el que la luz solo está reservada para unas pocas personas, pero para la mayoría solo sabemos que estamos solos en nuestro viaje hacia lo que creemos que será un largo y agotador camino a un lugar desconocido. Nuestras historias comienzan y terminan con un desagradable sentimiento de incertidumbre,¿hacia a donde me llevara el destino?, ¿a caso todo este dolor y sufrimiento se acabaron al fin?. No podemos elegir en donde quedarnos pero si podemos elegir hacia a donde queremos ir, y esa decisión convertirá nuestras vidas en una historia que contar o en un pequeño papel hundiéndose en el fondo del océano dentro de una pequeña botella. Solo diré que en mi caso la pequeña botella era un pequeño osito de peluche. Elizabeth Díaz era mi nombre, tenia once años, mi madre siempre decía que utilizaba las palabras demasiado bien para alguien de mi edad. Sera por que era lo único que me pertenecía de verdad. Las palabras. Cuba es donde vivíamos mis padres y yo pero ahí almas como nosotros, no eramos tratados como seres humanos sino como objetos a los que desechar, como ratas intentando conseguir unas pocas migajas de pan. Desaparecer era lo que intentábamos hacer, tener la oportunidad de largarnos hacia lo que seria un lugar mejor, hacia lo que nosotros considerábamos un lugar mejor. Uno en el que podríamos caminar libremente uno en el que podríamos expresarnos libremente. Al final todo se trata de libertad, todo se reduce a tener la libertad que se merece y que esa misma libertad te de la posibilidad de obtener la vida que tanto anhelabas y al fin solo al fin todo ese pesar que soportabas de un lugar a otro valdría la pena. Renacer. Siempre me gusto la idea de renacer otra vez siendo una persona totalmente distinta, totalmente ajena al sufrimiento, totalmente libre. Pero en cierto modo esas dos palabras no estuvieron lejos de mi alcance, de hecho estuve a punto de conseguir esa libertad pero no todo sale según lo planeado, a decir verdad mi padre siempre tuvo razón en algo. Lo bueno nunca se da por sentado. Cuando crees que tu camino llega a su fin, por algún motivo que desconozco, la vida te lleva directamente al punto de partida de otro totalmente distinto con diferentes metas y finales. Estos últimos días tuve un hermoso sueño. Estaba caminando de la mano con mis padres hacia lo que era un futuro en donde la luz brillaba con resplendor en donde había un camino fijo. Es increíble lo que la mente puede producir cuando tienes una necesidad tan grande que al no poder cumplirla estando despierta la puedas cumplir estando dormida, pero no era mas que solo un sueño o eso creía. Tuvimos una pequeña oportunidad de huir de aquella pesadilla y la aprovechamos, en un muelle un barco nos llevaría a mis padres, a mi y a muchísimas otras personas ilegalmente hacia un destino desconocido, ese destino desconocido terminaría siendo Europa. Toda recompensa tiene un precio, todo tesoro sea grande o chico tiene al final un precio que hay que pagar. Antes de subir a aquel barco mis padres dieron su vida para que yo pudiera continuar con la mía, las ultimas palabras de ellos fueron «comienza una nueva vida, la libertad solo esta al alcance de aquellos que luchan por ella», mientras el barco se iba alejando de aquel muelle pude ver los rostros de mis padres con una sonrisa de oreja a oreja arrodillados, siendo ejecutados. Me gustaría pensar que su sacrificio no fue en vano, que no dieron sus vidas para extender un poco mas el sufrimiento que sentía al no poder tomarlos de la mano como en aquel sueño. Pero debo ser fuerte, no solo por mi misma para conseguir un futuro en el que pudiera vivir siendo yo misma sino por ellos, por mis padres que dieron lo mas valioso que existe en el mundo. Sus vidas, ellos dieron sus vidas por mi. El océano era lo único que me mantenía cuerda durante el viaje, era un vista hermosa. Sus aguas golpeando ola tras ola, ese maravilloso color que tiene a la luz de la luna. Pero por otro lado no había ningún destello de felicidad ni de belleza en el interior de aquel barco sino de tristeza y dolor. Llego un punto en el que ya no podía concentrarme en el océano no podía encontrar ningún tipo de conexión en él, sentía en el fondo de mi corazón que las aguas a nuestro alrededor no estaban felices de nuestra «amenaza» por así decirlo, invadimos su belleza y la convertimos paso a paso en un insulto. Pero eso había sonado demasiado estúpido dentro de mi cabeza, aunque no todo fue tristeza en aquel barco o por lo menos no lo fue los últimos días. Había visto a otra niña igual que yo, solo que ella estaba con sus padres. Jamas olvidare esa imagen, tomada de las manos de su mama y de su papa y al mismo tiempo ellos se turnaban para acariciarle el cabello. Esto se escucharía loco pero veía una luz, una luz que resplandecía delante de ellos, no lo podía explicar en ese momento pero era increíble. Y si ella… y si ellos eran los que veía en mi sueño. Y si el sacrificio de mis padres fuera para poder hacer posible algo mas grande que yo. A los pocos días hubo una tormenta tan grande que terminaría hundiendo el barco con todos sus tripulantes, excepto por ellos tres, logre ayudarlos, logre explicarles lo que para mi era una gran verdad de lo que nos depararía el viaje. A la luz de la luna mientras todos dormían los ayude a llevarse el único bote que había. Ahora lo entiendo, gracias por aquel regalo y gracias por mi nuevo osito de peluche.


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