Reinventándome a los cincuenta
Olga, no te acobardes. No entristezcas. Templanza, eso es lo que debes tener en este momento me decía a mi misma una y otra vez. Dos hijos adolescentes. Un marido de mi misma edad que decide irse a «vivir su vida», tal cual un veinteañero. Tu padre enfermo y como si eso fuera poco un...