Me puse el sombrero blanco con tira negra adquirido en la rambla, mis lentes de sol se acomodaron para emprender la caminata del verano catalán.

Mis manos sostenían el mapa que nunca llegué a desplegar, me guiaba mi mapa mental, ése, el anterior al viaje.

Mis ojos estaban listos para descubrir, no sabía bien qué, solo quería dejarme llevar por mis pies y mi intuición.

Poco a poco las piedras me enseñaron el camino, y me contaron historias, algunas conocidas y otras que se iban armando en el laberinto de las angostas calles de Girona.

Las piedras brillan de tanto contar, de tanta sabiduría contenida entre sus muros.

No eran las ventanas las que se abrían, eran las piedras y los nombres labrados en ellas las que se animaban por fin a relatar la vida de mis ancestros, quizás, de los sufrimientos, de la fuerza por sobrevivir, de las alegrías compartidas, de la novia entusiasmada, adornando con su traje blanco extendido por esas calles empinadas, estrechas, esa imagen me llenó de tranquilidad, no todo había sido dificil, triste, y ajustado.

Poco a poco las escaleras me llevaban a ascender y con el ascenso también lo hacía mi ser, sí, no es un sueño estoy aquí, en el viaje del viaje, desde Argentina a Madrid, a Barcelona y de Barcelona a Girona, desde un call al otro…durante tantos años de docente relataba historias de estos lugares como si hubiera estado en ellos, señalando la importancia de estos documentos y registros que aún se conservan, y hoy, vibro acá, en estos escenarios y me pregunto ¿qué hacer con estas sensaciones?, si antes con pasión y vehemencia enseñaba, ahora que me jubilé, ¿ a quién se las transmitiría? La respuesta apareció de inmediato, me jubilé de mi profesión pero no de la vida: la escritura y la vida.

Mis pasos se aligeraban a ritmo de mi imaginación, mi corazón latía cada vez más, hasta que llegué a “ Las piedras y sus nombres”… entré, quería encontrar su casa, su lugar y respirar su sapiencia…pero nadie sabía decirme donde vivió el maestro.

Digo la palabra maestro y este término queda chico para alguien que defendió sus orígenes.

Las piedras y sus nombres, vidas pasadas que se hacen presentes con ellas y en el andar de todo aquél que como yo pasa y repasa por sus calles sin ganas de irse, de conservarlas y retenerlas.

Las piedras me seguían hablando, me senté en sus escalones , miré todo ese espacio con asombro y sensibilidad, me sentía acompañada, mi búsqueda continuaba, no tenía muy en claro que quería encontrar y eso ya no importaba, la emoción estaba deslizándose por mi rostro al escribir estas simples palabras:

Camino

Miro

Respiro

Registro

Estoy acá

Busco y encuentro

Cálido y frío

Seco y húmedo

Afuera parece todo igual

Por dentro todo es distinto.

Camino

Miro

Respiro

Estoy acá

Busco , encuentro y te siento.

Busco, encuentro y me encuentro.

Busco, miro y me siento.

Afuera calor,

Por dentro cálida identidad.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS