Sólo fue una realidad a medias
Así, que empecé a labrar sin saber hasta dónde podía llegar. En esas largas horas ciegas no podía ver y aún así, no me desanimé. Allí, fui labrando con una frágil aguja de cristal, con cautela y precision para no dejar margen de error. Tuve paciencia con el albedrío del tiempo, que jugaba a escondidas,...