La pasión según Séneca Itzá, el mozo.

La pasión según Séneca Itzá, el mozo.

jose luis bracco

29/07/2019


La pasión.

Idea vaga, leve, penumbrosa.

Algo más clara entre la noche.

Flota y se disuelve en la sustancia semejante.

Huye y se mimetiza en los brillos metálicos.

Agoniza en las horas paulatinas, rutila,

y muere junto al alba.

Pero el cadáver late, late, sin ser oído.

Se reincorpora y cae.

Se congrega y disgrega.

La pasión.

Algo de luz que se intuye en las tinieblas.

Astro que desde lo lejos como pájaro o ángel se insinúa.

Aleteo, aleteo.

Lámpara muerta en la asfixia nocturna.

Sombra de algo que proviene,

que llega y que no llega pero aventa los cabellos del aire.

¿ Sombra de un águila en la noche?

Oh…sombra que muere y águila que se inflama!

¡Se inmola!

¡Se enciende!

¡Revolotea sobre alguna cabeza!

La pasión.

Ese lobezno que nos hostiga desde el fondo del ser.

Ese viento huracanado que nos levanta sobre el polvo,

sobre la medianía apática, el día, los avaros,

el animal concreto y fisiológico,

las ideas abstractas y la inmoralidad metafísica.

Ese exceso de nosotros que nos sublima y vaporiza,

nos sobrepone a lo real,

a los tiranos de la especie y a la especie tirana,

al pasado inquisidor y al presente miserable.

Al vesánico Colón y las vetustas carabelas portadoras de los vicios de España.

A la mano sanguinaria de la iglesia sanguinaria, dogmática, totemista y tomista, simuladora, aristotélica,eucarística, militar o jerárquica.

Más vil en su vileza milenaria!

Ah…¡ Ese brioso mancebo que con los ojos ardientes como brasas

condujo a Bruno hasta la hoguera!

Esa pasión.

Íntima noche wargneriana,

erecta oscuridad,

peninsular negrura socavando la claridad niveladora

del día social y femenino.

La pasión, ¿ataraxia?

¡Oh error filosofal!

Energía engendrada entre destino y circunstancia.

Circunstancia del agua contenida en el dique preciso: la propia contención.

Destino: la salida voluptuosa.

¿Ataraxia del agua el brillo manso de su lomo ensillando su condición salvaje?

Oh…no…lámpara que habremos de encender una noche.

Ojos cerrados que no duermen y esperan.

Un alma sin pasión.

Ay…barco sin vela.

Piedra sin mano que la arroje.

Agenética célula imposible,

Organismo agonizante en la inanición.

Especie de hembraje demasiado frígido y amores demasiado platónico.

Un alma apasionada.

Oh…móvil que se adelanta al propio impulso.

Piedra en la mano de David.

Cromosomas severos que vigilan las mutaciones de la herencia

con augustos ojos mendelianos.

Desnutrido Polifemo que persigue la tierna carne de Odisea.

Orgasmo y eyaculación, instinto;

que entre gritos y espasmos salva al mundo.

No me mireis asi…

Vedlo al loco que huye hacia el destierro

y se detiene a escribir la sentencia: «on ne tue poin les idee».

Vedlo al loco!

Mientras se comercia en el mercado,

se copula en la trastienda,

se mendiga en los palacios;

vedlo al loco!

Cavando solitario en la pampa inmensurable.

Buscando un hueso diminuto en la extensión profunda y ancha.

Elaborando una teoría americana.

Mientras engordan las tímidas ovejas en los corrales,

revolotea su pesado vuelo el canario en la lustrosa jaula,

que priva la libertad pero asegura la oprobiosa comida y hartazgo,

vedlo al loco!

Hambiento pero nutrido por esa fruta interminable.

Poeta, pensador o filósofo.

Hijo del indio perseguido y mutilado por la Santa Inquisición.

Hermano de su paisaje fluvial y torrentoso.

Oídlo al loco!

Gritando en el debate desigual: » uncid el látigo de cristo para arrojar a los mercaderes del templo!»

Escuchad el susurro americano que tiembla

como un deseo postergado

en los confines del silencio.

Que tensa, a veces, las cuerdas de sus guitarras,

y es expulsado en canciones o poemas

horizontales y agudos como flechas.

Oíd esa lluvia torrencial que temprano o tarde

provocará el estallido de la semilla reventona.

Entonces, ojos desorbitados, melena de león al viento,

mano recta que no tiembla y señala,

la pasión, ese loco,

ese zarpazo primitivo,

ese alarido primigenio,

esa promiscuidad del alma hambrienta,

nos guiará sin prisa y sin demora,

hasta los amplios pórticos de la ciudad Socrática.

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