¿La calle? Aveces sentía que ese realmente era mi hogar, estaba cansado de vivir en esa casa y luego logre ver que en donde debia estar era en la calle.

Me levante temprano ese día, no tenia mucho que hacer ya que no estudiaba y tampoco trabajaba, solo comía y dormía eso era lo que hacia a diario, tenia 20 años de edad y mis padres aun me mantenían, pero eso no era algo que duraría para siempre ¿Verdad?

Mi papá se había cansado de mi, dijo que si no pensaba hacer nada para aportar en la casa era mejor que viviera en la calle, jamas creí que me gustara tanto ese lugar.

-Bien me largo, no tengo ningún problema \Le dije a mi padre estando enojado\

-Por mi esta bien, debes aprender a vivir por tu propia cuenta. \Dijo mi padre golpeando la mesa donde comíamos\

Después de eso recogí mis cosas y me fui de casa, de todas formas no tenia las mejores comodidades. Tome una chaqueta negra y vieja que no me ponía desde hace dos años aproximadamente, un blue jean que apenas y me quedaba y unos guantes grises que era lo único nuevo que tenia. Dure tanto tiempo encerrado viendo la tv que ni siquiera quise comprarme algo de ropa, de verdad daba lastima. El primer día fue lo peor de mi vida, era invierno y el frío me estaba matando, me había refugiado en unos cartones que conseguí en un basurero y llame a ese lugar «casa», siendo sincero empecé a extrañar mi hogar muy rápido pero por mi orgullo no quise darle lástima a mi padre y preferí quedarme a vivir una vida de indigente. El segundo día fue totalmente diferente, ya no era el frío lo que me mataba sino el hambre que me atacaba, siendo una persona que comía sus tres comidas al día e incluso aveces merienda empeoraba la situación ya que no estaba comiendo siquiera una sola. Al tercer día rebusque entre la basura y comí lo que pudo tolerar mi estomago, se que es asqueroso pero era algo que debía hacer si quería sobrevivir mas tiempo, entre la misma basura conseguía bebidas que me saciaban un poco pero no era igual que beber agua fría recién sacada del refrigerador. Dure en esa misma rutina durante 5 días mas y conocí a alguien que mostro otra forma de sobrevivir en esa vida.

-¡Oye! Si tienes hambre puedes comerte este pedazo de pizza. \Dijo estirando su mano hacia mi y dandome un pedazo de pizza\

Estaba sorprendido, el era también un indigente de la calle y aún así compartia lo poco que tenía conmigo.

-Gracias, ¿pero qué ay de ti? Acaso no tienes hambre.

-Hambre tenemos todos cuando vivimos en la calle, pero sobrevivimos mas personas si compartimos lo poco que tenemos. \Dijo mostrando una gran sonrisa en su rostro\

-Bien, me la comere.

– Cual es tu nombre chico. \Dijo calentando sus manos con su aliento por el frio\

-Me llamo Raúl, ¿Cuál es el tuyo? \La dije comiendo el pedazo de pizza mas rico de mi vida\

-Me llamo Adam.

No creí que existiera ese tipo de personas en la calle, me estaba dando cuenta que en realidad no estaba solo, todos aquí estaban para cada uno. Pasaron 3 meses y Adam me había enseñado lo que sabia, el conocía los restaurantes donde dejaban las mejores sobras y sabia los lugares en donde podían regalar un vaso de agua a alguien que lo necesite, en verdad estaba agradecido con él por mostrarme eso pero había algo de lo que siempre me hablaba, me decía «El SEÑOR empobrece y enriquece; humilla y también exalta», me había dicho que esa frase la leyó en el mejor libro del mundo, solo me daba curiosidad saber que clase de libro era.

Seguí viviendo con Adam durante 5 meses hasta que él falleció, siempre me dijo que estaba enfermo pero no me decía lo que tenia. Él me habia contado su historia, era sobre su vida desde joven y la razón del porque había terminado siendo pobre, vaya que fue interesante.

Llevaba un año siendo de la calle y conocí a una persona que pudo ayudarme, era alguien muy extraño de al menos 30 años, yo estaba sentado en la acera pidiendo limosna para comer algo cuando de repente se acerca ese hombre diciendo

-Amigo, es la hora de vivir en un lugar mejor.

Mis ojos estaban borrosos, tal vez eran por las lágrimas apunto de salir. Ahora viviendo en este lugar logre leer el gran libro del que me hablaba Adam y ayudo a esa misma persona que me rescató de la calle a ayudar a otras personas que lo necesiten. Ayer fui a la casa de mis padres a contarles mi historia y estan muy orgullosos de mi progreso, ha pasado un mes desde que llegue aquí y estando parado en este púlpito les cuento mi testimonio, ahora diganme el suyo…

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