14 meses, 14 países, más de 40 ciudades diferentes y gente. Mucha gente nueva. A algunos les basta con conocer lugares desconocidos. Además de eso, a mí me gusta descubrir personas, culturas, olores, sabores, sentimientos, sonidos, experiencias, religiones… Y después de estos maravillosos 14 meses, estoy más que satisfecha con lo que he conseguido.

No importa cuántas veces hubiera escuchado que viajar te cambia la vida. Hasta este momento, no me había dado cuenta de la verdad de esas palabras. No sé si a mejor o a peor, aunque yo creo y espero que a mejor, pero ya no soy la misma persona que cuando empezó mi aventura. Ese día fue el 1 de julio de 2017, al terminar mis exámenes de la universidad; y acabó el 2 de septiembre de 2018, cuando volví a casa después de esta locura de año, y también me tocó volver a la realidad.

Salir de mi zona de confort ha sido la decisión más difícil, pero también la más acertada, que he tomado en mis 22 años de vida. He visto cosas que jamás me habría imaginado, como un volcán activo, el templo budista más grande del mundo, sitios donde se grabaron algunas secuencias de mis series y películas favoritas, un palacio imperial construido en el siglo XVII, amaneceres increíbles, paisajes que te quitan el aliento, playas desiertas… Pero lo más importante son las personas que he conocido en este camino, que se convirtieron en amigos que jamás olvidaré y siempre ocuparán un lugar en mi mente y mi corazón.

Así que si se te presenta la oportunidad, no te lo pienses. Viaja. No tengas miedo. Simplemente coge una mochila con algo de ropa y escápate.

No te arrepentirás.

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