El viaje a escondidas
Viajar a escondidas. Duermo. Viene la felicidad, pero avisto la tragedia de despertarme. La faena del día es pesada. Hay puertas que no puedo abrir, custodiadas por uniformados de mirada vacía. Cuando nuestros abuelos y padres sepultaron sus ilusiones, y entraron contentos a la vida virtual que un sujeto soñaría para ellos, empezó todo. El...