Para el regreso…
-¡Cuánta cosa lleva en esa maleta!- me dijo un niño que pretendía conducirme desde la estación del tren hasta el hotel más cercano. -Déjala- le contesté – Puedo llevarla sin tu ayuda-. El crío, un poco asombrado, quizá por la costumbre de bregar con la carga de sus clientes, sonrió y tomó la delantera. Después...