lluvioso diciembre.

lluvioso diciembre.

Helena Higareda

17/06/2017

¿Cómo lo comienzo? aquel inverno fue todo una aventura aún recuerdo tu rostro mirándome con esos grandes ojos cafés, tan brillantes tan expresivos, tan hermosos. Aun puedo percibir tu aroma en ese auto donde pasamos horas viajando a ese lugar tan deseado jamás imagine que sería un lluvioso diciembre y el viaje que perduraría en mi memoria. Recuerdo encender la radio y no para de cantar recuerdo tu expresión ¿cuándo entonaba mis melodías? sé que odiabas que fuese una melómana y sé que soportaba esas horas escuchando mis malas notas pero no importaba tú me demostrabas tu amor y tu compresión. Esa tarde en particular tomamos el camino usual que todos los inviernos seguíamos a la cabaña de mis abuelos debo sentirme bendecida por tenerte a mi lado y por estar conmigo dejando tu familia de lado para navidad. Recuerdo el camino y que me encanta mirar el boscoso paisaje, amo ese olor a pasto mojado, ignorando mis alergias y sé que odias que fume en el camino bajas mi ventana para disimular el olor. Hicimos una parada en un plácido ranchito ¿dónde la comida más humilde y sencilla? más exquisita esa amable viejecilla con su pelo cano y sus ojos pequeños de mirada penetrante nos ofreció un manjar carne de puerco con salsa verde y frijoles de la olla, debo añadir que al principio estuve renuente por el aspecto del lugar, debo reconocer que soy muy quisquillosa más el hambre finalmente me venció. Se acercó una pequeña niña vendiendo dulces me jalo la blusa y vi una hermosa niña de unos 6 años con su pequeña carita y sus grandes ojos negros que me miraban fijamente me dijo ” tengo hambre” escuche un pequeño llanto moví mi cabeza y vi un pequeño bebe envuelto de una manera extraña en la espalda de la niña , le pregunte ” es tu hermano ” y sentí tanta lastima y un profundo dolor por la situación de la pequeña , baje la mirada y vi sus piecitos descalzos en el gélido piso la mire y le dije ” por favor toma asiento y déjame darte algo de comer a ti y a tu hermano ,le pedí alimento y leche tibia y al observarla comer pensé que por lo menos hoy tendría una comida decente aunque mañana volvería a pasar hambre . Mi novio me miro y asintió con la cabeza no pude evitar sentir tanta pena por los pequeños y pensar en la madre desnaturalizada al alejarme de ahí subí al coche y al girar la cabeza la pequeña me miraba con su pequeña y sucia carita y me decía adiós. Encendí la radio y me acurruque en el asiento y me quede dormida la despertar ya habíamos pasado varios pueblecillos, le pregunte a Román ¿dónde estamos? el me miro y me dijo” ¿cómo a 2 horas de la cabaña? incline mis hombros y pensé en lo tedioso del camino. ¡De pronto vemos una fila inmensa de tráfico! ¡No puede ser me bajo para observar la situación! ¡No pude ser un accidente le indico a Román lo que pasa! y él me dice “súbete chaparrita vamos para largo”. Paso una hora y seguíamos ahí me aburrí y me baje a caminar un poco así poder mantenerme caliente camine hacia el lugar del siniestro un policía me dice” señorita usted no pude estar aquí”. Intente acatar la orden pero la curiosidad me gano. ¡Ese carro se parece al corolla de Luisa ¡una de mis mejores amigas camino y levanto la cabeza para observar ¡no no esto no puede estar pasando! Esa que yacía en el piso tapada con una sábana blanca esa era Luisa,

Mi Luisa con la que compartí gran parte de mi vida. Esos eran sus zapatos! no no intento acercarme más el policía me detiene histérica comencé a gritar ¡no no esa es mi amiga! ! no no quedamos de vernos en la cabaña! ¡No luisa como te pudo pasar esto ¡no como me pudiste hacer esto a mí! tú no puedes dejarme .Al escuchar el alboroto Román se baja del auto y ve lo sucedido de pronto, me falta el aire no puedo respirar, me desplomo y pierdo la conciencia. Desperté en una ambulancia pensando que esto era una broma corrí hacia donde se encontraba el cuerpo de Luisa ella ya no estaba ahí, se la habían llevado. Román se acercó a mí me abrazo y me miro con sus grandes y hermosos ojos cafés, brillantes con lágrimas en los ojos nos miramos y el silencio me hizo estallar sentía tanto dolor, que me penetraba el alma ese vació inmenso eso que nunca jamás volvería hacer lo mismo. Román me dice que ya se encargó de avisar a la familia de Luisa esa tarde de un lluvioso diciembre regresamos a la cuidad para los funerales de Luisa. Y en el camino recordé todo lo vivido con Luisa, recordé esa risa que se había, apagado ya no estaba mi amiga, ahora quien me diría que las cosas las hacia mal. No pude evitar sentirme desamparada desolada sentía que me faltaba un pedazo de mi corazón, me sentía incompleta. Hicimos una parada al baño y salí corriendo al baño a vomitar ese dolor que me estaba carcomiendo el alma, deseaba llegar para estar con Luisa me invente un monologo algo que iba decir ¡dios mío! era la primera vez que me quedaba sin palabras. Ese regreso a casa fue el más largo de mi vida las horas me parecieron siglos. Román se detuvo en un hotel y me dijo debes descansar lo mire y le grite no puedo, debo estar con Luisa el me abrazo y me dijo que no había nada que pudiéramos hacer en este momento, que debía descansar para estar fuerte para el funeral. Esa noche no pude dormir el cielo lloraba la partida de Luisa en un frio y lluvioso diciembre.

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