La ciudad de la esperanza
– ¡La hora del cigarrito chavales! ¡Parad ya y a fumar, venga! ¡Eh tú! ¿Me has oído? Deja esa caja ahí ¿No fumas o qué? – gritó Alberto con un malboro en la mano mientras se acercaba hasta mi con sus andares patizambos. – No. No fumo. Ya paro – respondí mirándole directamente a los...