Entierro de pobre, ya sabes, amigo,
sin marca elegante de trapo, contigo.
El ruido del caite, la fauna y el barro,
sin esas lloretas, sin esos catarros,
que sueltan moquetas con sus historietas,
yo, estando dormido, los miro y los narro.
Entierro de pobres y un solo cantor,
que falte el labioso y sobre el amor.
Quiero los prudentes, bellos, silenciosos,
sin esa etiqueta, sin esos curiosos.
Sin los obligados que anoche decían
y en coro gritaban «venir yo debía»,
y en charla vacía, prosiguen narrando
su mocoso cuento de cuentas, banco,
son cuencas opuestas del agua e’ León Blanco.
También te suplico, me libres, hermano,
del insulto magno al diario profano.
Que a diario blasfema, adornada de fama,
y escupe la flema y la viste de flama.
Y si te preguntan, dile que no es cierto,
que estoy en concierto, que nada ha pasado,
quien haya posteado que me hubiese muerto,
que estoy bueno y sano, y así no dirán
repajas y melcochas por el Instagram:
«Rapero sincero, siempre verdadero,
ciudadano probo, digno caballero,
humor y carácter, el mejor modelo,
y más disparates, y más caramelos.»
Entierro de pobre, mi acompañamiento
será de unos pocos a la cueva temprano,
el último evento, hasta pronto, mi hermano.
La voz en mis labios, los 4 jinetes,
el 1 y el 7, proverbio del sabio,
recuerda te digo, mi querido amigo,
si somos cristianos, no existe el mendigo.
Con tu voz cantante, tú siempre pa’lante,
tú siempre con saña, que en este camino,
el potrillo trota, donde brota el grano
de los peregrinos, nace la cizaña
de los blasfemantes.
Hecha la libreta y el draft de mis notas,
mis buenas partidas, mis dignas derrotas,
ya pronto mi padre me espera de pie,
la caja y las fichas, quiero mi ajedrez.
Papel y guitarra, lápiz y una flor,
recuérdame, hermano, cómo canta autor.
Mis letras candentes, blindadas de amor,
en LA historieta, SI, MI, DO mayor,
lo más importante, hombre de valor,
«El libro sagrado de nuestro señor».
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