Fundido a negro
Los días pasan con artrítica ligereza. Tantos martes, tantas calles, tantas tardes. Comemos como gordos comensales pero permanecemos esbeltos, aerodinámicos. Bebemos como focas sedientas de coral; despertamos inocentes y lampiños. Como si no hubiéramos olido su sangre entre las baldosas, susurrado tras su pelo, sus pasos en el zaguán. Tantos martes. Deambulamos por una paz...