«De no ser por ti, ¿cómo iba a ser capaz de escribir una historia de Amor?»

«De no ser por ti, ¿cómo iba a ser capaz de escribir una historia de Amor?»

Alicia Perea

04/08/2017

I.

Berlín es plural femenino,

colchón en suelo de madera, en sueño de madera,

prima hermana de las flores que se mueren por nacer.

Viajar en coche con 2 duros,

innecesariamente compartido (cuando esté soleado porque está soleado y cuando llueve porque lloras) en Internet.

Será colgar las banderas que tú elijas,

los colores que despierten las ganas de creer.

Revivir a las personas,

saltar de ciudad en ciudad cuando te agobie la gente gris y azul

(no te preocupes que hogar va a ser siempre dónde estés tú)

No midas los versos y abraza al fuego que te abraza,

a la noche que te abraza,

a la nostalgia que te abraza,

a mi abrazo que te abraza.

Que la vida que dejamos nos protege y nos parece ajena

como una vieja amiga a la que guardamos cariño en la distancia.

Quizá un espejo tan grande

que el sol salga en el instante en que

abramos

los ojos y los libros

que nos comen el espacio.

Como mucho pelear por qué canción sonar primero,

bailar igualmente al compás de la que gane (al tuyo)

Soñar. Volar. Volver a empezar.

A Berlín sólo voy contigo.

II.

Anoche empecé a escribir todos los sitios que quiero visitar antes de morir

y me sentí un poco cursi

y bastante decepcionada

al acordarme del lunar de tu muñeca

de la finura de tus manos

de la forma de tus rodillas

del hueco entre tus piernas

y tus mechones díscolos más allá de tus orejas

de tu boca al bostezar

porque la vida te aburre tanto

quizá porque no lo entiendes

quizá porque ya te la sabes de memoria…

eso explicaría tantas cosas

por qué me hablas exactamente en el instante que olvido cuándo hay que rendirse (nunca)

por qué te ríes como te ríes para volverme loca

para que me toque el pelo como a los 12 años

cuando cualquier ojos claros alabó mi caligrafía.

Tengo pocas cosas claras

pero, Dios,

hemos destrozado la poesía

cómo vamos a inventarnos las tildes al ser mecánicamente corregidos

(Benedetti se saltó todas las mayúsculas y entendió que hay que poner el acento en el hombre)

Mujer, hemos sido obviadas a lo largo de la historia

han inmortalizado a todas nuestras compañeras sin pedir permiso

Forzaron a Daphne

a ser eterno laurel

y tuvieron la vergüenza

de convertirlo en poesía.

Como convertir el Holocausto en un verso

y acabarlo en punto y coma, sabiendo que el, mundo, sigue, girando, a, trompicones.

Realmente Amor y Primavera y Alguien y Otoño y Octubre

y Abril

merecen todas las mayúsculas que voy a obviar después de ti

Quién merece la risa, los cerezos, y convertirse en título de un fracaso

que empieza hablando de tus manos

y acaba conmigo desvariando e imaginando exactamente

todos los accidentes gramaticales

que voy a regalarte

para que cuelgues

y elijas si quieres colgarte

como Apolo con las hojas hizo

aquellas en las que

ni siquiera

tuvo la vergüenza de nombrarte.

III.

Creo que La Oreja de Van Gogh

no fue capaz de escribir la canción más bonita del mundo porque tú

eres la canción más

valiente

alegre

inteligente

y bonita

del mundo

y no creo que aún fueras consciente de ello (no creo que aún todavía te lo digas lo suficiente.)

Creo que no tienen razón; yo solo he sido predestinada a mí misma.

Que los corazones ajenos también duelen,

pero te dan la vida dos veces.

No vamos a morirnos de amor, Garcilaso,

yo sí puedo vivir sin ella

pero no quiero.

No creo que pueda ser capaz de ignorar este corazón

que tengo entre las manos y tirita como una bomba

y aunque no sé muy bien a cuál de las dos pertenece,

yo voy a cuidarlo como un libro prestado

y mimarlo como el primer poema de Benedetti que oí

y luego escuché, busqué, leí y recité;

como la muerte de cada niño que no sale en las noticias

alegando que si un árbol cae en un bosque desierto

realmente no hace ruido.

Creo que contigo soy eco y llego a entender

que Garcilaso no pudiera más con su vida,

porque quizás se parece al instante antes de que aparezcas

y se me escape la risa al verte.

Creo que vamos a ser el eco del amor por quien no pudo,

el de la vida por si acaso algún día,

el eco de tus benditos fuegos artificiales.

Creo en la suerte del principiante y por eso

me lanzo a ti y contigo

sin ningún tipo de seguridad.

Creo en la eternidad,

en el Otoño y en vernos reír.

Y creo, por encima de todo, en las buenas intenciones

y aún así en mí,

buscando ser eco de tus pasos que anuncian paz y vida.

Y creo en ti.

Creo en ti.

Creo en ti,

tres veces por cada vez que tú no lo hagas.

Creo que

si fuera a escribir la canción más bonita del mundo,

me sobraría papel y lápiz

y aún me faltarían besos y manos para inmortalizarte.

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