Y el diplodocus despertó …
Era un lugar idílico. Mar azul, arena limpia, soledad, al fondo unas barcas de pescadores, amarradas sobre la arena. Me tumbe a la sombra de una de ellas, me eche el mundo a la espalda, como recomienda Alcántara, y me puse a soñar con la alegría. Pero algo monstruoso paso. El paraíso tenía cobertura y...