Todas las mañanas,
debajo de mi ventana,
me despierta,
una calandria,
cantan-dome,
su serenata,
y yo agradecida
le saludo desde mi ventana.
Y las flores con su de roció
le aplauden su hazaña
Todas las mañanas,
debajo de mi ventana,
me despierta,
una calandria,
cantan-dome,
su serenata,
y yo agradecida
le saludo desde mi ventana.
Y las flores con su de roció
le aplauden su hazaña
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