De madres, abuelas y bisabuelas
“Sí, acepto” Así comenzaba la historia con el único hombre al que amé y que me enseñó que no hay mayor fuerza que el de una mujer. Era 12 de septiembre de 1938, ya tenía algo azul, algo nuevo y algo prestado, sólo me faltaba el objeto viejo; recuerdo que mi mamá estaba como loca...