El mayor de los tesoros

El mayor de los tesoros

Andres Sanchez

24/07/2023

Lito se había olvidado de su hermana, no le culpes, ¿a ver qué harías tú? Lito tiró de la anilla y el tesoro chascó, provocando una desbandada de pájaros de latón. Bebió del elixir que quema la boca y luego habló con la voz burbujeante de un dragón. De inmediato se asustó y trepó por las cañerías. Sus trazas eran más de simio que de hombre, su aspecto tendía a la monstruosidad. En la azotea, Nita le dio un fuerte pescozón a su hermano. <=»»>, le reprendió. Escudriñaron desde las alturas. No había sombras, no cazadores, todo estaba tranquilo. Llevaban tiempo sin encontrar un tesoro que llena la barriga, los tesoros con burbujas no eran buenos. Se colaban en las casas y registraban. A veces, en un armario no bien registrado se encontraba un tesoro, cada vez con menor frecuencia. Las ventanas rotas ayudaban, las grietas en los edificios semiderruidos también. Saltar, gruñir, disfrutar un tesoro, ¿qué otro mundo había? Hubo otro, Nita lo recordaba mejor que su hermano, ¿a dónde lo había llevado la gran tormenta?, ¿a dónde sus padres? Solo hombres de carbón, sentados ante los televisores, esperando un autobús para siempre, durmiendo en un banco, hombres de carbón que no contestaban con sus bocas desencajadas. <=»»>. No tesoros cerca ya. Escudriñaron. Quizá en la casa rara. La casa con huevos de gallina en el tejado, ¿hay pájaros tan grandes en el mundo? ¿Quedan aves en el mundo, Lito?, ¿quién señala el alba con su grito de histrión? La casa rara produce un poco de miedo. Difícil trepar. Por este lado Lito, ¿qué te pasa, hermano?, ¿por qué quema tu piel? Ya entramos. No hay nadie Lito. Tesoros extraños. No se pueden comer, cuelgan de las paredes. Ventanas que asoman a los sueños, ¿serán sueños de los hombres carbón? ¿Estarán ahí papá y mamá, en el mundo del otro lado? Tú, Nita, no sabes lo que es el arte, pero no hace falta saber, te vas a dar cuenta ahora, al entrar en la habitación donde está el mayor de los tesoros. No se puede coger, está en una de esas ventanas mágicas. Lito y tú os sentáis ante el prodigio. <>, le susurras a Lito mientras acaricias su frente que arde. La luz del día muere, pero el tesoro parece brillar como un pequeño sol. <> Lito está embobado, con la cabeza sobre tu hombro, Nita. Tú haces el gesto de coger un trozo de ese pequeño sol y llevártelo a la boca con cara de admiración. <=»»> Lito también coge un trozo, su cara es de puro gozo. Nita hace gestos imposibles, que son los que mejor se entienden. Mira Lito, que crujiente, que bien huele Lito, acércatelo a la nariz, <>, y luego simula una barriga plena y satisfecha, pero Lito ya duerme, el tesoro ha debido sentarle bien, está quieto, muy quieto, hay un amago de felicidad en su rostro. Nita cierra los ojos también, el tesoro velará sus sueños.

Se completa un ciclo. Salvador Dalí pinto este tesoro un día antes de que acabase la segunda guerra mundial; y ahora sirve de escenario para el fin de la humanidad.

Imagen: Cesta de pan (1945). Salvador Dalí. Museo Dalí. Figueres.

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