El beso que duró el infinito
El mejor beso de mi vida fue el beso, el único beso, que nunca quise dar. Tal era la blancura virginal y la descompostura del abismo que se abría a nuestra existencia, tal era la suprema y supuesta inmoralidad que las diferencias personales nos exigían, que evité darlo en largo, para mis deseos larguísimo, e...