Besos en la boca – Llamas

Besos en la boca – Llamas

Jorge Lacuadra

13/03/2021

La curiosidad de ese primer saludo que supera las barreras de los horóscopos y los prejuicios, atraviesa las intimidades y conquista los roces haciendo fluir las palabras. La curiosidad, ganando tiempo para el reconocimiento ávido y veloz. Son los primeros segundos de un acortamiento de distancias, una chispa atravesando el silencio de las edades o el acento distinguible de las geografías. En las miradas se reanima un brillo antiguo, tal vez rescoldos o lumbres primigenias que una brisa apropiada puede reavivar a fuerza de paciencia o corazón. Las palabras seguramente no serán recordadas, olvidaremos su exactitud, una broma o un dicho ingenioso serán agigantados o deformados con el transcurrir de los encuentros, fortaleciendo la importancia dada a ese primer roce de labios, al primer enfrentamiento de la desnudez de los rostros. Reconstruiremos una y mil veces esa presión cálida entre nuestras manos y lo más importante en ese primer día serán aquellos besos en la boca.
Y ese día había fuego en la ciudad, las altas temperaturas habían arrinconado a los transeúntes y repartidores en todos los bares del centro. Desabroché un botón más de mi camisa y acomodé el cuello con soltura mientras mi la mano derecha acariciaba la efímera escarcha de una cerveza. Si mal no me falla la memoria, eran las siete de la tarde de un viernes de noviembre y la tormenta pronosticada al mediodía había sucumbido en un viento caliente y un espejismo de nubes rápidas que se alejaban de la ciudad. Era deseable un breve chaparrón o una llovizna de verano, para saciar el ansia intensa de tantas almas, se esperaba hacia el atardecer un alivio para el descanso del pensamiento de los hombres, esos monstruos cotidianos acelerados en las arterias de la ciudad en llamas y sedientos por un deseo o una pasión fuera de rutina.
Llegaste cinco minutos tarde a tu primer cita, o yo llegué menos apresurado que de costumbre. Mirabas nerviosa la vereda de enfrente y algunos autos que pasaban muy despacio, desconfiabas tal vez de la privacidad del lugar y apretabas tu cartera con las dos manos. Entraste y me encontraste enseguida, en un segundo estuviste a mi lado, yo aparte una silla para ti mientras repetía mi beso suave sobre tus labios sin carmín. Te tomé de las manos para tranquilizar tu pulso, dije lo oportuno y lo calculado para hacerte sentir segura, pedí una gaseosa de lima para ti y yo me serví el resto de la cerveza. Miré el azul profundo de tus ojos, recorrí el largo de tu cabello con aceptación y deleite, observé latir una pequeña vena gris en la piel de tu cuello, una ramita agitada por un viento cálido y cautivo. Entonces, fue cuando vi las llamas en las comisuras de tus labios y la ciudad era un corazón ardiendo que se dilataba como un globo; mis manos recorrieron tu rostro y sentí nuevamente que caía en el abismo de los besos de una hermosa mujer.

Film: Crazy, Stupid, Love (2011)

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS