¿Y si cada neurona tuviese la oportunidad de estallar como un volcán y emergiesen de ella las mas diversas y coloridas ideas que transformasen el mundo en que vivimos?  

El dios que saludo al despertar es mi nuevo celular inteligente, me da los buenos días, cuando a veces somnolienta olvido que no configuré las alarmas y un tanto sobresaltada me despierto, con un ojo cerrado, y la boca seca por haber roncado tanto. Durante esta pandemia del covid 19, no veo noticias, es un total caos, la muerte acecha por doquier, se siente en las esquinas, en las plazas, en las solitarias calles.

Éste   nuevo universo paralelo en el que transitamos, mas veloz, que el tren bala, nos sacude constantemente, nos mantiene recluido en nuestras casas, quizás para despertar, quizás para escribir, leer y pensar. Todas  nuestras prioridades dieron un giro vertiginoso, ahora solo importa sobrevivir, y el dios pantalla, nos ofrece ilimitadas series y películas sin fin, que nos mantienen cautivos,  como si de ver todas las temporadas  de  Anne dependiese nuestra cordura.

En medio de la bataola de sucesos repetidos por inercia, conquistó el espacio con un confiable lápiz gráfito y desenredo algunas ideas para continuar sobreviviendo. 

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