LA CASA DE ABAJO
Briago no siento el frío, el hedor y la podredumbre. Esta ciudad crece cada día más, y apesta; en el día, apesta; en la noche, apesta; en Navidad y Año Nuevo, apesta. Su olor me es insoportable. Miles de pies pasan sobre mi cabeza, desfile de zapatos negros, blancos, cafés, ¿quiénes son? ¿qué hacen? ¡Invasores!...