Un nudo en la garganta. Un sí o un no.
Me imagino ese momento. Un sudor frío recorre mi nuca. Y el nudo que llevo constantemente en mi estómago empieza a retorcerse. No me deja respirar, me oprime desde el vientre hasta la garganta. Es sólo un sutil pensamiento del «¿Qué opinarán?» y ya me hallo en jaque. No lo tolero más y me meto...