Qué manera de recibirme, con extrañeza en tus ojos hacia mi vestido tan corto. Pero más corta la mecha que tengo yo para controlar mis ganas de ti. Te llené de besos y tus manos me quemaron hasta desprender la piel del hueso. ¿Cómo puedo sentir tanto aún con la ropa puesta? Me arrancaste tu nombre de golpe y mis pulmones vacíos sólo buscan respirar el aire que sale de tu boca, devuélveme la vida, regrésame a la tierra, porque cada vez que llego al cielo me vuelvo escandalosa.

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