Por amor al arte
Estaba decidida. Ya se había entregado con la piel y ahora tocaba abrazarse a las palabras como un náufrago a su tabla. Él la escribió cien noches sobre las sábanas en negro sobre blanco. La palabra se tornaba carne. Ella se dejaba leer. Él dejó de escribirla un buen-mal-día, otras historias quizás, y ella no...