¡Hagan apuestas, señores!
Mi primera experiencia como conductor de BlaBlaCar, enmarcada en mi segunda semana como universitario; estreno zapatillas, me aprietan un poco el dedo gordo del pie izquierdo -la dependienta buenorra consiguió colarme un número menos para no perder la venta- y no conozco a ninguno de los tres pasajeros a los que espero. Tanta novedad me abruma. ...