Avería en la Alpujarra
En esta inesperada aventura, cuatro desconocidos en un Blablacar se embarcan hacia un pueblo granadino. Un contratiempo transforma lo que parecía un simple trayecto en una experiencia mágica que cambiará sus vidas.
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En esta inesperada aventura, cuatro desconocidos en un Blablacar se embarcan hacia un pueblo granadino. Un contratiempo transforma lo que parecía un simple trayecto en una experiencia mágica que cambiará sus vidas.
El rugido me arrancó de un plácido duermevela que, poquito a poco, iba haciendo más pesadas mis extremidades. Sorprendido, miré a Luis, el conductor, quien, a través del retrovisor, me mostró unos ojos muy abiertos y un extraño mohín que interpreté como una señal de asombro. Rosa, como dijo llamarse la otra viajera, a mi lado...
Mi primera experiencia como conductor de BlaBlaCar, enmarcada en mi segunda semana como universitario; estreno zapatillas, me aprietan un poco el dedo gordo del pie izquierdo -la dependienta buenorra consiguió colarme un número menos para no perder la venta- y no conozco a ninguno de los tres pasajeros a los que espero. Tanta novedad me abruma. ...
Estoy cansada del tipo de escritura tal vez de esta época que vivimos, que pretende mostrar sensibilidad a la hora de escribir aquello que sentimos, de ese modo monótono y pedante que los «escritores modernos» expresan en sus obras mas teniendo la oportunidad de hacer la «mía propia» aunque sea mucho decir, voy a intentar...
La madrugada era fría, y Marta esperaba en el aparcamiento a sus pasajeros de BlaBlaCar. Había quedado con tres personas para un viaje a la costa, y ya había recibido los mensajes habituales de confirmación. Pronto aparecieron. Primero llegó Pablo, un joven hablador con una mochila enorme. Luego, Laura, que se disculpó por el ligero...
Tu amigo que huele raro está en mi sitio. ¿Por qué no se aparta? Ya puedo sentarme. El coche también huele raro, pero un raro que me gusta. Te has sentado delante, me has dejado con tu amigo que huele raro. El chófer me ha saludado con un gesto a través del retrovisor interior, parece...
Un largo año anduve detrás de Amparo, la más dulce, la más bella, la más tierna. Estaba locamente enamorado de ella y nunca encontraba una ocasión propicia para estar a solas. Miradas furtivas, sonrisas cómplices, pero cuando no era la madre, era el hermano. Cuando no, la prima. Siempre alguien impedía mi acercamiento. Hasta que un día se dio. Estaba a mi lado y le dije: “¿Damos una vuelta en auto?” Me miró con esos maravillosos ojazos celestes mientras respondía suavemente: “Bueno”.
El coche avanzaba en silencio, rompiendo la monotonía de la carretera bajo el cielo gris. Íbamos cuatro desconocidos, cada uno atrapado en su propio mundo de pensamientos. Yo, recién llegado de un pueblo pequeño, me dirigía a la ciudad por primera vez en meses. A mi lado, una mujer revisaba nerviosa su móvil, quizás esperando...
Corría el verano del ochenta y tres dentro del cochecito rojo de tercera mano cuyo motor carraspeaba desde hacía horas como un viejo catarroso. Iba con Luis y Amaia, ambos pareja. Eran los años en que un viaje compartido no se llamaba blablacar si no «Te llevamos y das dinero para gasolina». Al ser la de más edad se me...
Viajábamos las tres amigas en BlaBlaCar rumbo a Granada. El conductor era Juan, un simpático asturiano al que conocimos en Gijón. —A cien metros, gire a la derecha para incorporarse al ramal —indicó la voz del GPS. —¿Qué ramal? —preguntó Juan, frunciendo el ceño. —Sal de la rotonda en la tercera salida. —¿Qué rotonda? —dijo...
Los viajes que hacían mis abuelos son un santuario en mis recuerdos, porque los viví a su lado.