El coche
Una pareja hereda un automóvil al morir los padres de ella. Durante un tiempo se niegan a utilizarlo, pero la necesidad hace que lo recuperen, con terribles consecuencias
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Sucedió en un coche Una pareja hereda un automóvil al morir los padres de ella. Durante un tiempo se niegan a utilizarlo, pero la necesidad hace que lo recuperen, con terribles consecuencias
Alicia decide tomar un coche de Blablacar de Sevilla a Cáceres, evitando el horrible tren de Extremadura. Se une a Fernando, el conductor calvo y simpático, y a dos jóvenes, Ana y Pedro, que parecen recién salidos de un festival. Mientras avanzan, comparten risas y anécdotas, convirtiendo el viaje en un espectáculo improvisado lleno de chistes que hacen que todos ellos dejen el tren atrás.
Nunca supe si fue un encuentro fugaz o una fantasía creada entre kilómetros y susurros. Solo sé que, cada vez que pienso en él, un escalofrío recorre mi espalda, recordándome ese breve trayecto que se sintió como una historia sin final.
La conversación que fluía entre nosotras en el coche demostraba una vez más mi teoría. Si te gusta dormir, mirar el paisaje empanada, ir abstraída en tu mundo interior, o si lo tuyo es mirar la pantalla del smartphone durante horas como si no hubiera más mundo, lo tuyo no es compartir un BlaBlaCar.
Una joven se encuentra con la decepción de que sus amigas han cancelado el viaje que tenían planeado, dejándola sola y sin opciones. Después de perder el vuelo, decide no rendirse y opta por una alternativa inesperada: un coche compartido. Al principio, se siente incómoda entre extraños, pero poco a poco, esa experiencia se convierte en algo mucho más significativo. Los pasajeros, desconocidos al inicio, se transforman en una pequeña familia improvisada durante el trayecto. Juntos reviven juegos y recuerdos de la infancia, y al final deciden acampar, compartiendo historias y creando lazos profundos. Lo que comenzó como un viaje en solitario, acaba siendo una aventura inolvidable, llena de amistad y conexión. El relato muestra cómo, en el camino, siempre se puede encontrar compañía y consuelo en las personas menos esperadas.
Pagué la cuenta, besé a mi novia y salí del bar. Llamé al número que aparecía en Blablacar y al cabo de unos minutos llegó mi conductora en un Audi de color rojo. Una vez dentro del coche, la miré de soslayo e intuí que tenía unos treinta y tantos años. Sentía su mirada sobre...
Un conductor solitario que, de repente, se encuentra con una realidad que le abruma. La compañía de un grupo de personas muy distintas las unas de las otras, que tras compartir viaje tras viaje, acabarán forjando una relación qué podría llegar incluso más allá de la amistad.
Mi plan de año nuevo era sencillo: llegar un domingo a Madrid, España, rentar un coche el lunes y tomar ruta con dirección a Bilbao. En el camino pararía por diferentes pueblos o ciudades, reconocidas por sus vinos. No contaba con mi despiste de olvidar la licencia de conducir. Esto me llevo a utilizar una aplicación para compartir...
Aún recuerdo cuando hace unos años mi madre tenía ese Hyundai, para nueve pasajeros, solía llevarnos a mi, a mi hermana y algunos niños más tengo muchas historias pero de la que más me acuerdo sin dudas es la que ocurrió cuando llevamos a la niña rizada a su casa: Hermana, Matilde dejen de tirarme...
En un viaje compartido a través de Blablacar, cuatro desconocidos, Sofía, Javier, Andrés y clara, descubren que las conexiones humanas pueden surgir en los lugares más inesperados. Mientras recorren paisajes cambiantes, sus conversaciones revelan anécdotas, sueños y búsquedas internas. A medida que comparten sus historias, se encuentran en un viaje no solo hacia un destino, sino hacia una comprensión más profunda de sí mismos y de los demás.
Dicen que los mejores viajes son aquellos en los que no miras el reloj, dónde el tiempo pasa a un segundo plano y el presente es lo más importante del trayecto. Pero aquel viernes 31 de mayo de 2019, descubrí que no siempre sucede así. Todo empezó con un mensaje de mi hermana, avisándome de...
Raúl estaba harto de viajar solo. Decidió instalarse una aplicación de viajes compartidos y así poder ir acompañado y entretenido. Era muy sociable y tanto tiempo en la carretera sin hablar con nadie le parecía tedioso. El primer viaje que ofreció fue Valencia-París. Doce de horas de coche más las paradas pertinentes. Así que publicó...