Ya no estas…

ya no estas.

Se marcho, y con ella dejo paso a un gran remordimiento en mi persona, el dolor se apodero de mi cordura, y perdí la noción de las cosas que antes, cuando compartía con ella, eran las más hermosas del mundo.

Las flores que un día fueron un símbolo de felicidad y amor entre nosotros, hoy es solo hierva que carece de todo color y sentido. La luna, espectadora de nuestro primer encuentro, ahora solo es un mero testigo de su partida y mi tristeza.

Su sonrisa, mas preciosa que cualquier joya que nunca haya visto, fue mi luz, mi razón y mi vicio, pero hoy solo es un recuerdo que me provoca un dolor inmensurable, al igual que sus ojos, su cabello, y cada parte de ella, que me hace un estúpido de solo pensar en sus infinitas bellezas.

En su partida se ha llevado todo mi mundo, mi corazón y los más precioso que jamas tuve, porque sin ella, no puedo sentir. Ni siquiera el agua que corre por mis pies, que una vez fueron risas bajo la lluvia, y que hoy solo me causa melancolía y un furtivo deseo de volver a verla.

La mujer mas maravillosa del mundo, se fue, pero no la odio porque en mi corazón cabe todo de ella, menos el odio, la amo y aunque mis cabellos se tinten de blanco y mi piel se marchite, nadie nunca cambiara mi sentir, aunque de joven me pasen a llamar vetusto, mi corazón seguirá anhelando el regreso de esa mujer que es mi más sincero y lucido deseo.