Función Final

Función Final

_melly

06/08/2025

El circo Deveraux llegó sin aviso a las afueras del pueblo de Hollow Creek. Nadie lo había contratado, nadie lo recordaba de antes, y sin embargo, su carpa se alzaba entre la niebla como si hubiese estado ahí desde siempre. Sus colores rojo profundo y negro carbón parecían latir, como si el circo estuviese vivo.

El espectáculo principal era conducido por un payaso de rostro pálido, maquillaje corrido, y una mirada que atravesaba hasta el alma. Lo llamaban Corvax, y su risa no era graciosa. Era hueca, seca, como un eco de ultratumba que nadie quería volver a escuchar.

Pero lo más extraño no era él.

Era lo que pasaba después de cada función: un niño del público desaparecía. Sin rastros. Sin explicación.

🩸 LA VERDAD DETRÁS DE LA SONRISA

Corvax no era un simple payaso. Había sido un hombre llamado Elijah Crowe, un ilusionista del siglo XIX condenado por secuestrar y asesinar a siete niños durante su gira final. Su ejecución fue pública. Pero en su celda, antes de morir, se dice que trazó símbolos demoníacos con su propia sangre. Juró regresar, y selló un pacto con Lucifer: una eternidad en la Tierra, a cambio de entregar un alma inocente por cada luna llena.

Cada alma que recolecta le arranca un trozo de su humanidad, y lo acerca más a la criatura que su amo quiere que sea: el bufón del inframundo, el recolector de risas y llantos, el titiritero de los condenados.

🎟️ LA INVESTIGACIÓN

Años después, una joven periodista, Eliza Moore, obsesionada con los casos sin resolver de desapariciones infantiles, siguió una pista que la llevó hasta Hollow Creek. El patrón era claro: el circo aparecía, daba tres funciones, y luego se desvanecía… justo después de la desaparición de un niño.

Eliza se infiltra en el circo, grabadora en mano, haciéndose pasar por ayudante de camerino. Lo que descubre va más allá de su comprensión: túneles bajo el escenario, muñecos hechos de huesos y ropa infantil, y una sala cubierta de espejos en la que las almas perdidas gritaban… pero no tenían reflejo.

Enfrenta a Corvax en el clímax de la tercera función, y el público, hipnotizado por el acto, no nota que entre los números de magia, Eliza lucha por su vida detrás del telón. La función termina. El aplauso es ensordecedor.

Y Corvax… desaparece junto con la carpa, dejando solo un rastro de sangre y una cinta grabada por Eliza que dice:

“No es un payaso… es la deuda encarnada.

No hace reír… hace desaparecer.

Y cada vez que alguien aplaude, otra alma se pierde.”

Desde entonces, el circo aparece en distintos pueblos. Siempre con nuevas luces. Siempre con la misma risa.

Y si alguna vez ves un cartel en la calle que dice “Gran función esta noche”… arranca el papel. Quémalo.

O serás parte del siguiente acto.

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