Cinco-V- ה- ௫
5.
Tarde con fiebre.
Delirio sin razón, sin control, sin cuerpo.
Espíritu sin pueblo, sin contrario, sin sufrimiento.
Desespero de estar allí sentado, sin ningún papel por cumplir.
Fingiendo que todo tiene sentido,
Con la amenaza de ser infinito,
Con el miedo de ser inamovible.
Aturdido por esa música sin instancia, sin norte, música de caos, de tortura.
Era un espectáculo, simplemente eso.
Pero las luces se apagan y el fin se acerca, es solo un momento.
Un momento de poder, del poder que te da no tener nada que perder.
Botticelli
Ayer caminaba a la orilla del mar,
Encontré un pedazo de vidrio azul,
De un azul muy oscuro como las noches de verano.
Como ese verano de 1924, un año bisiesto.
Un año bisiesto con un día de sobra,
como el día de sobra que me diste de amor,
que termino de golpe, así como terminaron un día los dinosaurios,
dinosaurios como los cardenales en Roma, de esa Roma que recuerda el pasado que ya no es,
que recuerda la dama que ya no es,
Dama como tú, cuando me postre a tus pies,
A tus pies como los de la Venus de Botticelli,
Botticelli, el que los pinto sin saber que eran tus pies.
Perder tiempo.
Siento el paso inexorable del tiempo que precede mi muerte,
¿Cuántas horas perdidas?, fundidas como un grupo de espadas viejas y sin filo.
Momentos de quietud, atorados en la nada, como pedazos de sentimientos que se acumulan.
Tener tiempo para dejarlo pasar, como billetes puestos a arder solo para perderse en el fuego que los consume.
Que inacción más excéntrica, el lujo final.
Tu abrazo.
Rápidamente fluye la sangre a través de mis venas cansadas,
La luna cómplice ilumina mi lento caminar pesado, lleno de culpas y de incertidumbres.
Paso a través del bosque encantado, lleno de miradas esquivas, de alientos candentes.
Finalmente, arribo a tus brazos,
Me sobrecoge tu alma, me cobija, me cubre…me salva.
Amanecer.
Silencio, cantan los gorriones.
La mañana se abre paso y el frio se va a dormir,
Camino y siento el sol pálido y tibio en mi cara,
Cierro un momento los ojos y me invade la belleza del momento,
me siento agradecido con Dios.
Este instante no es ni siquiera un suspiro suyo,
Para mí es un regalo infinito.
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