Cotidiano

Cotidiano

R.D.

25/09/2024

Cómo se nota el consumismo de la época, la necesidad del gasto, la velocidad y ritmo imparable del tiempo, todavía más en estas fechas, donde todo parece efímero e imponente.

Una chica a veces piensa cómo poder escapar, a dónde divagar; ¿Italia, Bélgica o quizás Alemania? La necesidad primordial que siempre me acompaña, de alejarme, empezar de 0 en algún lugar donde nadie sepa mi identidad ni mucho menos mi pasado.

Llevo desde siempre perpetuando un sentimiento de evasión, pensando (tonta de mí), que quizás, con una nueva rutina, nuevas caras o allegados, seré más feliz; caso error. Los problemas te embriagan y permanecen a tu lado independientemente de a dónde vayas, termina siendo de quién te rodeas lo que hace liviano todos aquellos pensamientos que escapan a nuestra comprensión.

El mero hecho de tomar un café con la gente que quieres, ya es una bendición; espacio seguro donde puedes ser tú mismo sin interpretar ideas o personajes irreconocibles, quitar ese caparazón que conforme pasaron los años, convertiste en tu hogar. ¿Y qué es la amistad, más que aceptarte tal y como eres sin miedo a reacciones externas o dictaciones erróneas? El encontrar un hogar donde refugiarte, reír sin parar, la alegría en su máxima expresión.

Doy gracias de, tener un círculo donde me hace ver el camino más esclarecedor y factible, aunque a veces saquen de quicio a uno; ya que, si todos fuéramos iguales, no tendría ningún sentido la sociabilización.

Con esto, sólo quiero jactarme de todo aquello que en su día repudié, no hay acto más sano y de rebeldía, que ser absolutamente libre, sin reprimirte lo más mínimo hacia tus seres queridos. Hay que saber deshacerse de todas esas barreras que en su día conjeturaste por el mero hecho de protegerte, no sirve de nada construir una muralla donde no puedas ser tú mismo. Es una lección que me está costando mucho aprender por diversos factores de la vida, pero sé que cada día se hará más fácil.

Cito así, de nuevo, otro quote mi libro favorito, siempre tan transparente y esclarecedor.

Últimamente se preguntaba si ser codependiente era tan malo. Se lo pasaba bien con sus amistades y no hacía daño a nadie; ¿qué importaba si eso era codependencia o no? Además, ¿por qué una amistad entrañaba más codependencia que una relación sentimental? ¿Por qué era admirable cuando tenías veintisiete años pero espeluznante a los treinta y siete? ¿Por qué la amistad no era tan buena como una relación sentimental? ¿Por qué no era incluso mejor? Eran dos personas que permanecían juntas, día tras día, a quienes no las unía el sexo ni la atracción física ni el dinero ni los hijos ni una propiedad, solo el compromiso de seguir adelante y la dedicación mutua a una unión que nunca podría ser codificada. La amistad era ser testigo del lento goteo de tristezas del otro, de sus largas rachas de aburrimiento y de algún que otro triunfo. Era sentirse honrado por el privilegio de estar presente en sus momentos más duros y saber que a cambio podía permitirse estar triste en su presencia“.

Hanya Yanagihara

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS