THE JOURNEY OF THE LIFELESS – CAP 3

THE JOURNEY OF THE LIFELESS – CAP 3

J.P Durán

27/05/2022

CAPÍTULO 3: HUYE.

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Caían flechas del cielo como gotas de agua en un diluvio, y los habitantes corrían a toda velocidad sin importar los choques y atropellos que provocaban por el camino. Tiempo después los soldados Tesalónicos fueron adentrándose más en la ciudad, matando a ciudadanos y soldados del ejército rebelde que intentaban protegerse.

Junad seguía totalmente aturdido sosteniendo el rostro de Menelao, viendo como salía más sangre a chorros de la herida de su ojo. La gente pasaba a su alrededor sin siquiera inmutarlo un poco, para su mente todo formaba parte de una gran pesadilla de la que estaba a punto de despertar. Su rostro era le personificación perfecta del impacto y la desesperación causada por un dolor no avisado.

  • ¡Qué haces aquí sentado! Van a matar a todo el mundo que no mueva el culo rápido para salir de aquí. Oye… espera un segundo ¿No eres tú el gran Junad? ¿No se supone que deberías estar luchando para salvar a la ciudad? – Dijo un soldado del ejército rebelde agitando los hombros del muchacho, aunque luego fue atravesado por 5 flechas que cayeron del cielo.

Después de ver como el soldado moría ante sus pies, Junad se secó las lágrimas de su rostro y pensó en lo que había dicho Menelao minutos antes.

  • No voy a permitir que nunca te pase algo ¿entendido? Junad eres la única esperanza de Olimpia, la prioridad siempre debe ser que tus vivas, y quiero que me prometas que sin importar a los que tengas que dejar atrás, si la situación está muy jodida y tu vida corre peligro huirás. – Decía Menelao en el recuerdo de Junad.

El joven héroe fue bombardeado por flechas nuevamente, no obstante, gracias a sus reflejos logró protegerse de los ataques usando el cadáver de Menelao como escudo, y avanzó a paso rápido hasta adentrarse en un callejón donde dejaron de llegar los proyectiles. Sin embargo, se topó con dos soldados enemigos.

  • Debe de ser uno de los becerros del ejército rebelde, matémoslo rápido ya que quiero ir a saquear los burdeles. – Decía uno mientras apuntaba al sin vida con su espada.
  • ¡Maldición Quentan! tu siempre pensando en putas y en alcohol, por una vez podrías concentrarte en la batalla.

Los dos hombres se abalanzaron a pelear contra Junad. Los nervios le hicieron una mala jugada, y hacían que el chico no estuviera totalmente concentrado. Uno de los hombres logró darle un puñetazo en el rostro al joven héroe, y el otro aprovechó y por muy poco casi logra atravesarlo con su espada.

Junad recobró la compostura y decidió hacer esta vez el primer ataque. La batalla comenzaba a ponerse más a su favor, ya que cada vez más aumentaba la velocidad y la fuerza de sus ataques.

  • Ya verás mocoso de mierda, no seas tan engreído. – Decía Quentan mientras intentaba acertar una estocada.

El sin vida esquivó la estocada y dejó inconsciente al enemigo de un puñetazo en el estómago. El otro soldado prisionero del pánico trató atacar desesperadamente sin pensárselo muy bien, provocando que el chico consiguiera desarmarlo por completo.

  • Espera por favor no me mates, solo sigo ordenes por el amor de Zigmund nunca quise lastimar a nadie. – Dijo el sujeto mientras Junad tenía la punta de su espada en su garganta.

El chico bajó su arma al ver como el sujeto le rogaba por su vida. Pero, el hombre aprovechó esa muestra de confianza para traicionarlo, y herirlo con una daga que tenía escondida en el casco bajo el símbolo de Tesalónica, la herida era tan profunda que no paraba de salir sangre a borbotones. La cara de aquel hombre estaba totalmente dominada por las facciones de un loco de remate, con una sonrisa de oreja a oreja.

  • ¿Ahora que vas a hacer bastardo asqueroso?, ¿Crees acaso que puedes darte el lujo de bajar tu guardia contra mí? ¡JAJAJAJAJJAJA! Ahora que te veo detalladamente no me molestaría aprovecharme de ese cuerpecito tuyo. – Dijo el soldado viendo lascivamente a Junad botando saliva por su boca.

El enemigo también recuperó su espada para volver a luchar contra Junad quien se encontraba cojeando de una pierna. A pesar de la herida, Junad seguía siendo superior en el combate, y sostenía una pelea bastante pareja. Después de unos minutos del intenso enfrentamiento donde sus espadas chocaban de manera frentica, el sin vida accidentalmente en un movimiento defensivo cortó la mano del adversario traicionero.

  • ¡AHHHHHHHHHH! ¡Mi mano hijo de perraaaaa! – Gritó el soldado de dolor.
  • ¡No espera fue un accidente! Déjame ayudarte o si no vas a morir desangrado. – Dijo Junad mientras a su alrededor seguían cayendo flechas y  gente huía en todas las direcciones.

El joven guerrero inundado por un sentimiento de culpa se acercó para ayudar al soldado; pero, una alabarda cortó la cabeza del hombre justo cuando Junad intentaba hacerle un torniquete.

  • ¿En qué mierda estabas pensando pedazo de maricón? – Dijo Hernesto alzando a Junad de su pechera y chocándolo contra la pared de la calle.
  • Essstaba tratando de ayudarlo, si no lo hacía se iba a morir por mi culpa.
  • ¿Y para qué demonios crees que te enseñe a usar la espada? ¿para qué jugaras con Teo con palitos de madera todos los días? Despierta chico este es el mundo de los adultos, y la realidad es que si tu perdonas una vida terminas perdiendo la tuya. – Dijo Hernesto mientras tiraba a Junad al suelo.

El capitán tomó su alabarda y atravesó el cuerpo del otro sujeto al que Junad había dejado inconsciente. El chico miraba atentamente a Hernesto, y notó que su uniforme estaba cubierto de sangre, como si hubiera asesinado a varias personas antes de llegar allí.

  • Párate y mueve el culo, más soldados se están aproximando y las flechas no dejan de caer. – Dijo Hernesto jalando el brazo de Junad.

Mientras Hernesto y el chico escapaban, en la entrada de Coliseum se encontraba un soldado Tesalónico hablando con su superior.

  • Señorita Roma, acabamos de mandar a los centinelas para que busquen al chico en la torre de los rebeldes. – Dijo el soldado inclinando su cabeza.
  • No tenemos la certeza de que el mocoso siga ahí, por lo tanto, podría estar huyendo por las calles o por algún otro lugar donde lo podamos matar con tantas flechas. Quiero que detengan inmediatamente a los arqueros. – Dijo Roma, quien se encontraba encima de los hombros de un hombre gigante que estaba totalmente vendado.
  • Capitana Roma hemos localizado al chico con las aves de mimra, al parecer está huyendo hacia el este de la ciudad. – Dijo otro soldado que había acabado de unirse a la conversación.
  • Perfecto, eso significa que debe estar dirigiéndose al refugio de los rebeldes. Quiero que dirijan la totalidad de nuestras tropas hacia esa dirección, es hora de conocer al supuesto nuevo libertador de Olimpia.
  • ¡Sí mi capitana a su orden estoy!

Hernesto y Junad corrían a toda velocidad por los callejones de la ciudad tratando de evitar cualquier enfrentamiento; pero, Junad se percató que en uno de los callejones que habían pasado por alto estaba ocurriendo algo extraño. Al devolverse vio como dos soldados Tesalónicos estaban violando brutalmente a una mujer en un rincón, y justo cuando estaba a punto de entrar para intervenir, fue tomado por el hombro por Hernesto.

  • ¿Pero qué rayos estás haciendo? 
  • ¡suéltame! No puedes pretender que pasemos esto por alto –
    dijo el joven guerrero quitándose la mano del capitán de su hombro.
  • ¿Acaso tú crees que para mí esto es un placer? Prácticamente estás peleando con una sola pierna, y yo por otro lado no me encuentro en las mejores condiciones para luchar, podríamos morir.

Junad miró detalladamente como la armadura de Hernesto estaba llena de fisuras y marcas de guerra con manchas de sangre por todos lados, además veía como hiperventilaba fuertemente después de decir cada oración. También miró que su pierna seguía sangrando abundantemente por la herida, y vio una vez más hacia donde estaban los sujetos, para después dejarse llevar por el jalón de brazo del capitán.

Después de un largo tiempo llegaron a las puertas de la torre de los rebeldes, pero el capitán decidió detenerse antes de entrar porque notó algo muy extraño.

  • Shhhhhh-
    dijo Hernesto sujetando a Junad.
  • ¿Qué pasa?
  • Es muy raro esto, toda la ciudad está siendo atacada y dominada por el caos, pero este lugar se ve muy tranquilo. Quédate detrás de mí y vigila mis espaldas.

Los dos hombres entraron por una ventana de forma silenciosa, y en cuclillas lograron abrir la puerta de la habitación sin encontrarse con algo fuera de lo común. Recorrieron la mayoría de los cuartos, pero no había rastro de ningún guerrero cercano, aunque de repente cuando llegaron al gran salón de reuniones, fueron acorralados por 20 hombres encapuchados que estaban distribuidos en forma de rectángulo. Uno de ellos sostenía la garganta de Astrus amenazándolo con una navaja.

Aves de mimra: Son unas aves grandes y muy gordas, pero a pesar de eso son las aves más rápidas del continente. Usualmente son usadas como mensajeras o como espías, también son consideras como las aves más inteligentes dentro del reino.

  • ¡Pero mira a quien tenemos aquí!, si es nada más y nada menos que el capitán del sexto batallón de nuestro país, Hernesto el guerrero de espinas. – Dijo el sujeto retirándose la capucha con su mano izquierda, mientras con la derecha sostenía la garganta del concejal.
  • No esperaba encontrarte aquí Igor, veo que tú y tu escuadrón de fenómenos siguen siendo tan silenciosos como siempre. – Dijo Hernesto mientras derramaba una gota de sudor por su rostro.
  • Eso debería de decirlo yo traidor asqueroso, ¿no se suponía que todo estaba bien en Coliseum y que el terremoto solo había sido un desastre natural? Me das tanto asco que me dan ganas de vomitarte en la cara. -Dijo Igor para después escupir en el rostro del concejal Astrus.
  • Podemos intentar solucionar esto sin que nadie salga herido, solo calmémonos todos y pongamos nuestras armas en el suelo.
  • Solo hay alguien que podría salir herido de aquí y eres tú Hernesto. Nosotros somos más de 20 y solo están ustedes dos para hacernos frente. Al chico no le puedo hacer nada ya que lo queremos con vida, pero tú me importas una reverenda mierda.
  • Igor por favor fuimos cuñados, al menos perdóname la vida por tener que aguantarme a la insoportable de tu hermana durante años.
  • Debo admitir que has sido la peor persona que haya sido parte de nuestra familia en toda su historia. Desde un principio siempre supe que no eras de confianza, ahora entrégame al chico y tal vez no mate a este anciano de la forma más horrorosa posible.
  • ¡ACABEN CON ESTOS HIJOS DE PERRA! – Gritó Teodoro irrumpiendo en el gran salón atreves de los ventanales, balanceándose con una cuerda junto a 15 guerreros magnos.

Se formó una batalla de más de 30 hombres en el salón, volaban sillas y mesas junto con la sangre de los hombres que iban muriendo. Junad comenzó a defenderse junto con Hernesto hasta que Teo los tomó del brazo para salir huyendo.

  • ¡Espera un momento! el concejal aún sigue allá adentro. -Reclamó Junad.
  • A lo mejor no quieras voltear atrás. – Dijo Teo.

Junad hizo caso omiso y volteó, al hacerlo vio como Igor los miraba escaparse sentado en la silla que era de Menelao, mientras alzaba la cabeza degollada de Astrus. El joven sintió una mezcla de emociones entre terror e ira, su rostro se tornó tan arrugado del impacto que incluso fue imposible para sus ojos derramar alguna lagrima, y aunque hace unas pocas horas atrás ya había presenciado la muerte de Menelao, no era una sensación a la que pudiera acostumbrarse tan rápido.

  • ¡ESPEREN MALNACIDOS NO ME DEJEN ATRÁS! – Exclamó Teodoro mientras corría detrás a ellos.

Los 4 hombres llegaron a una habitación en lo más profundo de la torre, donde Teo empezó a desempolvar un ladrillo de la pared para después palparlo con un bastón de madera. Recitó unas palabras en un idioma extraño, y de la nada apareció un pasadizo que estaba escondido.

  • Espera un momento ¿eso fue maná?, ¿Cómo es posible que puedas usar maná? -Preguntó Junad.
  • Mi madre era descendiente de los sabios y yo heredé algunos de esos dones, pero realmente es un poder muy mínimo. Solo puedo utilizarlo para esconder cosas o curar heridas muy superficiales. Mi mamá me enseñó esas cosas cuando aún seguía con vida. Ahora vamos que no tenemos tiempo que perder. – Dijo Teo indicando hacia donde ir.

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Entraron por un corredor que los llevaba al desagüe de la ciudad, era nauseabundo y tenía sus paredes y superficies pegajosas, sin mencionar el fuerte hedor impregnado por todo el lugar. Siguieron corriendo mientras veían por debajo de las rejillas del desagüe como seguían matando a los ciudadanos los soldados del imperio opresor. La sangre caía por esas rejillas como si litros de agua de un aguacero se tratase, y caían sobre el rostro angustiado del futuro héroe. Los gritos de las personas eran tan desgarradores, que parecía que sus gargantas fueran a explotar en cualquier momento.

  • ¿A dónde se supone que vamos? – Dijo Junad viendo aterrorizado la matanza sobre su cabeza mientras corría.
  • No lo sé, esta vía de escape fue construida para que los miembros del concejo escaparan en un momento de crisis, realmente los únicos que sabían a donde llegaba esto eran ellos. – Dijo Teo.
  • Creo que nos dirigimos hacia él agua, estos desagües tienen que llegar al río Zunat que es a donde llegan todos los residuos de la ciudad.
  • ¡Esperen no se muevan más! – Dijo Hernesto mientras detenía el paso.

Los guerreros ya habían atravesado la ciudad por el túnel hasta llegar a los desagües de la gran plaza de Coliseum, y ahí vieron a la mujer que se encontraba sentada en los hombros del gigante vendado.

  • Esto es una verdadera mierda. – Dijo el capitán.
  • ¿Quién es ella? – Preguntó Teo.
  • Es la capitana del quinto batallón de Tesalónica. Roma, la prodigio de los sabios. Esto sí que puede ponernos en verdaderos aprietos.

El sin vida veía con detalle a la capitana de pies a cabeza, una mujer de cabello negro y largo, con una armadura plateada y azul de cuerpo entero, y llevaba una especie aureola angelical en su cabeza. También veía con detalle al enorme sujeto que estaba debajo de ella. Era un hombre que estaba totalmente vendado de pies a cabeza, y tenía un aura peculiar de esas que solo emanan los peores asesinos.

  • ¡Pilo! Ven para acá. – Ordenó Roma.
  • ¡Si mi capitana a su orden estoy!
  • ¿Se puede saber dónde está el mocoso? Y también quisiera saber ¿Por qué no lo tenemos ya en nuestro poder?
  • Capitana en realidad aún no sabemos en donde está escondiéndose, lo seguimos buscando después de que lograra escaparse de la torre de los rebeldes.
  • Ese inútil bueno para nada de Igor. Sabía que no debía confiarle nada a esos descerebrados. Quiero que los soldados irrumpan hasta en el último rincón de esta pocilga, y que no pierdan el tiempo violando a las mujeres o saqueando los hogares, tenemos que encontrarlo rápido.

Los hombres siguieron su camino por el desagüe luego de escuchar las ordenes de la capitana. Después de algunas horas de camino en línea recta, lograron salir de las alcantarillas por el rio que había dicho Teodoro.

  • Sabía que terminaríamos saliendo por acá, ¡fiuuuu! eso estuvo cerca. – Dijo Teodoro.
  • Bueno y ahora ¿A dónde se supone que debemos ir? Ya no podemos volver a la torre y tampoco podemos ir a ciudad Provincia por el desierto, seriamos un blanco fácil al estar tan descubiertos. – Dijo Teo
  • Creo que deberíamos ir por el rio hacia el sur hasta llegar al pueblo de Félix. Ahí debe de estar el escuadrón de respaldo del ejército rebelde. – Analizó el capitán.
  • No puedo creer que vayamos a dejar atrás a toda esta gente ¿En serio no podemos hacer nada? Allá atrás están matando a familias enteras, ¿No les fue suficiente con dejar morir al concejal Astrus? – Reclamó el sin vida.
  • Escúchame muy bien chico porque esto no te lo voy a volver a repetir, la razón por la cual estamos huyendo es para que no te atrapen a ti y se arruine nuestra última esperanza de volver a ser una maldita nación. Así que sí, si es necesario para que tú vivas dejar que cientos o miles de personas mueran, será de ese modo. – Dijo Hernesto mientras lo sujetaba fuertemente del hombro.

El joven héroe sintió a parte de culpa impotencia, ya que todo eso estaba sucediendo por él y además no podía hacer nada para solucionarlo.

  • Bueno entonces tenemos que darnos prisa, no creo que se demoren mucho en notar mi pasadizo secreto, si es que ya no lo encontraron. – Dijo Teo para disminuir la fricción entre esos dos

Los guerreros avanzaban por la orilla del rio Zunat a paso rápido, y justo cuando se hizo totalmente de noche y ya se encontraban muy exhaustos, la fauna comenzó a cambiar y se veían los primeros indicios de árboles y naturaleza. Los árboles eran grandes y sus troncos eran de un color marrón muy oscuro. Las hojas por su parte no paraban de caer suavemente hacia el piso, pero a pesar de eso, las ramas siempre se mantenían verdes con abundancia de hojas y flores.

  • Bueno creo que podemos descansar un poco en el bosque, de igual forma no falta mucho para que amanezca. Reposemos hasta entonces. Dijo el capitán.

Todos comenzaron a acomodarse en los árboles, para dormir mientras Teo prendía una fogata, hasta que un capitán arrepentido decidió otorgar unas palabras de disculpa.

  • Oye chico, perdóname por haber sido tan rudo contigo en la ciudad. Es que no puedo parar de preocuparme por ti, eso es todo. – Dijo Hernesto.
  • No pasa nada, entiendo que aún soy muy novato y me falta mucho por aprender. Solo que a veces me gustaría poder ayudar a todo el mundo – Dijo Junad lamentado haber sido tan inmaduro.
  • Es normal que quieras eso, pero la gran mayoría de veces no podrás hacerlo. La vida se trata de sacrificios después de todo, y siempre que salvas a alguien pones en peligro la vida de otra persona, generalmente la tuya. Por eso tienes que ser muy listo en el momento de tomar tus decisiones, y pensar cuál es la opción que más ayuda al mayor número de personas.

Junad dio un respiro de alivio al saber que las cosas con Hernesto quedaron bien, sin embargo, la buena vibra solo duraría unos cuantos segundos más.

  • ¿Aprender? De este cobarde que ni siquiera puede dar la cara de sus pecados. – Dijo Teodoro.
  • ¿Qué estas tratando de decir? – Preguntó Hernesto mientras se ponía de pie.
  • Ohhhh sabes muy bien lo que estoy tratando de decir. De una alimaña como tú con el pasado que tiene, no me sorprendería que fuera capaz de vendernos a todos nuevamente al ejército Tesalónico. Hay cosas más importantes que tu enfermiza obsesión de independizar este país a cualquier costo. – Acusó Teodoro mientras se encaraba cara a cara con Hernesto.
  • ¿Enserio quieres hacer esta mierda ahora? Estaba seguro de que en algún momento ibas a mostrar tu verdadera cara conmigo.
  • ¿Mi verdadera cara? ¿Porque no muestras la tuya? Se suponía que tenías todo bajo control, ¿Dónde estuvieron los saldados que se suponía debían avisarnos con tiempo que llegaba el ejercito Tesalónico? Fuiste tú el que dijo que harías un círculo de vigilancia, y además dijiste que por más de que se enteraran antes de tiempo demorarían dos meses en llegar hasta la ciudad.

Ambos hombres comenzaron a emanar un ligero vapor caliente de sus cuerpos como si se estuvieran preparando para luchar.

  • ¡Bueno ya! No es momento de sospechar entre nosotros, y mucho menos de comenzar una batalla. Les recuerdo que el quinto batallón nos está buscando y no van a parar hasta dar con nosotros. – Dijo Teo mientras los separaba.
  • ¡Jum! Solo espero que algún día recibas lo que te mereces. Recuerda que la justicia podrá ser ciega y muda, pero siempre te encuentra. – Dijo Teodoro mientras se daba media vuelta.

Hernesto se quedó justo donde estaba hasta que el barbón se terminó de marchar hacia lo lejos. Varias palabras de Teodoro le quedaron retumbando en la cabeza, y sobre todo las preguntas que le hizo al final.

Minutos más tarde todos se fueron a dormir a una esquina cerca de la fogata, todos menos Teodoro quien se apartó aún más del grupo.

  • No entiendo porque te sigue odiando tanto, se supone que ya diste tus razones por las cuales traicionaste al ejército rebelde, y al final todo era por el bien del país. – Dijo Junad al capitán, el cual se encontraba cerca suyo.

Hernesto decidió fingir que estaba dormido para no responder a las palabras de su pupilo. Tiempo después Junad empezaría a llorar recordando la muerte de Menelao y de Astrus, sin siquiera parar un minuto hasta quedarse dormido.

A la mañana siguiente, los guerreros se despertaron para recoger sus cosas y comer algo. Se seguía sintiendo un ambiente bastante tenso dentro del grupo. Una vez el pequeño campamento fue retirado, todos comenzaron a seguir su camino hacia el pueblo de Félix. En el transcurso del viaje Junad le hizo algunas preguntas a Hernesto.

  • ¿Cómo es posible que Teo pueda usar maná? ¿Una persona puede tener más de un don si sus padres son de razas diferentes?
  • En efecto, se les conoce como personas birraciales, es muy raro que alguien herede los dos dones al mismo tiempo, de por si heredar alguno de los dos ya es bastante complicado. Pero, aunque parezca bueno no es lo más adecuado. Normalmente los birraciales siempre tendrán uno de sus dones más potenciado que el otro, y esto solo entorpece a que la persona mejore en alguna de las dos áreas.
  • ¿Ósea que Teo no podrá ser igual de bueno con el don de la fuerza que un magno normal?
  • Algo así, obviamente eso depende del potencial de cada individuo, pero si juntáramos a un guerrero birracial con el mismo potencial de un guerrero con un solo don, muy probablemente el segundo sacaría mejor partido de sus habilidades.
  • Tengo otra duda ¿Cómo es que fuiste parte del gobierno de Tesalónica si no eres un sabio? ¿tuviste algún problema con eso?
  • Bueno eso tal vez hubiese sido un problema hace mil años, pero ahora es muy normal que en los ejércitos de todos los países haya guerreros de todas las razas. Eso tiene dos explicaciones. En primer lugar, tienes que entender que no todo Magno es un ciudadano Olímpico, ya que puede darse el caso de que una familia de Magnos emigre a otro país y se establezcan para formar una familia. Por ejemplo, si una pareja de Magnos se fuera a vivir a Tesalónica y tuvieran a su hijo allí, automáticamente ese niño sería un ciudadano Tesalónico a pesar de su raza. Hay que tener en cuenta también que desde que se fundaron los países era algo que se hacía muy a menudo, por lo tanto, eso ayudó mucho al entrecruzamiento de razas, es más, podríamos decir que es más raro encontrar a una persona de raza pura que a un mestizo o un birracial, normalmente eso solo se ve en familias que pertenecen a la realeza.
  • ¿Pero ese no es tu caso verdad? Tú si naciste en Olimpia.
  • Yo hago parte de la segunda razón, a veces los países están dispuestos a enlistar a guerreros de otros países porque realizan hazañas heroicas de alto valor, o tienen habilidades excepcionales que puedan llegar a ser de gran utilidad.
  • ¿Y los tipos con los que me enfrenté en la plaza? ¿Esos eran sabios? – Preguntó el joven héroe intrigado.
  • No, esos eran humanos normales. Por lo general los ejércitos usan a los humanos sin dones como soldados de más bajo nivel. Sin embargo, nunca debes confiarte solo porque tu enemigo no tenga ningún don, hay hombres que son sorprendentemente fuertes pese a esa carencia.
  • ¿Pero cómo es eso posible? Si son personas sin don, no podrían tener alguna oportunidad con alguien de raza bendecida.
  • A veces hay humanos que duran años perfeccionando su agilidad y velocidad, a cambio no llevan armaduras muy pesadas y son muy frágiles ante un ataque directo. Pero el problema está ahí, se vuelven tan hábiles peleando que acertarles un ataque es demasiado complicado, y también son muy inteligentes usando armas de veneno muy afiladas. Después de todo si todos los humanos fueran tan fáciles de matar, los países del continente de Voreia ya hubiesen conquistado el continente Afrisis Y Egino hace rato ¿no crees?

Junad seguía sin entender algunas cosas del todo, pero evitó continuar haciéndole preguntas a Hernesto. Siguieron caminando mientras observaban como la naturaleza se iba volviendo cada vez más abundante, y pasadas unas horas Teo les advirtió de algo.

  • ¡Miren allá! Esas son las torres del vigilante.

Desde lo alto de un acantilado Junad veía dos enormes torres del pueblo boscoso. Estaban construidas en piedra gris clara, y además por toda su circunferencia estaban rodeadas de moho. Una de ellas estaba más inclinada que la otra, dando la impresión de que en cualquier momento se podía llegar a caer. Las torres además en su pico más alto estaban habitadas por soldados, que no perdían la mirada ni por un segundo de lo que pasaba en la ciudad.

  • Tenemos que entrar con precaución, muy probablemente nos estén buscando después de una alerta emitida por el quinto batallón. Tomen estas capuchas, las logré sacar de una recamara antes de huir por los desagües. – Dijo Teo mientras repartía todo.
  • Esta cosa me queda muy larga, parezco una bruja. – Dijo Junad mientras pisaba la capucha.
  • Lo siento es que no había talla para enanos. Solo córtala con tu espada y avancemos rápido. – Dijo Teo.

Los guerreros fueron descendiendo poco a poco del acantilado hasta llegar a la puerta del pueblo de Félix, al atravesar la entrada escucharon la conversación de dos soldados que estaban vigilando.

  • Se supone que el chico mide 1.75, tiene cabello castaño churco y viste un vejestorio de armadura. – Dijo uno
  • ¿Crees que realmente ese sea el supuesto guerrero legendario de las leyendas Antonio? – Preguntó el otro.
  • No sé y sinceramente me importa una mierda, lo importante es que lo capturemos para reclamar la recompensa, aunque al parecer será complicado ya que todos los soldados andan en busca de eso. Tenemos que estar muy alerta.
  • Y si es que ese sujeto llegase a pasar por acá, porque tampoco veo muy claro que venga a parar en un pueblo tan chico y aburrido como este. He escuchado rumores diciendo que su fuerza puede superar a la del gran guerrero Deiu.
  • Por eso mismo tenemos que estar totalmente alerta Anelo, si llegara a pasar por aquí no nos podríamos perdonar el dejarlo escapar ¡Voy a estar pendiente como un tigre, rápido como un águila y fuerte como un oso! – Gritó el sujeto mientras hacía poses de animales.
  • ¡Disculpe señor sabe donde podemos conseguir un poco de Safylía? -Preguntó Junad encapuchado junto con sus compañeros encapuchados atrás de él, haciendo que Antonio pegará un chillido del miedo.
  • ¡Largo de aquí mocoso! ¿No ves que estamos ocupados vigilando la ciudad? vete por ahí a pedir limosna junto con tus amigos fenómenos a otra parte. – Gritó Antonio sacudiendo su brazo derecho.

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Dejaron atrás a esos soldados para adentrarse aún más en la ciudad, donde se topaban con una mezcla de soldados Tesalónicos y comerciantes callejeros ofreciendo su mercancía.

  • Alimenten a sus caballos con la mejor comida seca de Olimpia, llévela solo por 1 asimo y 300 syrmas. – Decía un comerciante de la calle.
  • ¿1 asimo con 300 syrmas? Ni siquiera en la ciudad capital lo venden todo tan caro – Pensó Teodoro en su cabeza.

Safylía: Bebida alcohólica muy común en el gobierno de Olimpia, producto de la fermentación del jugo de mora en combinación con el extracto de la flor de safylía, que es una planta con un gran potencial alucinógeno.

Los hombres seguían a Hernesto quien ingresó a un callejón, y en unos metros de recorrido se toparon con una puerta de madera a la cual el capitán golpearía con su mano derecha 5 veces.

  • ¿Es muy temprano para tocar a la puerta de un desconocido no cree? – Dijo un sujeto mientras habría un poco la puerta sin levantar el seguro.
  • Nunca es temprano para un amigo que viene desde muy lejos. – Susurró Hernesto.
  • Muy bien, entren rápido sin llamar la atención. – Dijo el sujeto.

Ingresaron al lugar mientras el sujeto les indicaba a donde ir. El interior de la casa era algo poco más que curioso, tenía las paredes tapizadas de color vino tinto, y la mayoría de los adornos estaban hechos de plata, incluso algunas mesas estaban hechas de este material que hacía brillar el lugar cuando le tocaba un poco de luz. Al llegar a una habitación al final del pasillo principal, entraron y se encontraron a un hombre sentado en un sillón, y este los recibió.

  • ¡Ohhhh, Gracias a Zigmund que lograron escapar del ataque de esas ratas malolientes! Hernesto han pasado años desde la última vez que te vi. – Dijo el hombre mientras abrazaba la espalda del capitán.
  • General Mateo, siempre es un honor ser recibido por usted.
  • Pero a quien tenemos aquí sí es el armamentista y su hijo, tiempo sin verlos a ustedes también. Mierda Teo estas enorme te falta muy poco para alcanzar a tu padre. Recuerdo que cuanto te vi por última vez tu padre aún era conocido bajo el bautizo del Yeti ¿Y quién es este guerrero que no habla ni se presenta? – Preguntó Mateo después de abrazar a Teo y a Teodoro
  • Un placer conocerlo general Mateo. Soy Junad el sin vida, a su orden estoy y espero serle de gran utilidad. – Dijo el muchacho mientras inclinaba su cabeza.
  • ¿Me estás diciendo que tengo al frente a nuestro héroe libertador? Ven para acá y dame un abrazo hombre que es todo un honor tenerte en mi casa. Debo admitir que te imaginaba un poco más alto y peludo, aunque supongo que es por la edad. Sigan, tomen asiento que tenemos varias cosas de que hablar.

Cada uno tomó una silla y se sentó cerca del escritorio de Mateo.

  • ¿La situación es tan grave como me la imagino? – Preguntó el General
  • Peor, atacaron sin previo aviso y nos tomaron por sorpresa. Los concejales Menelao y Astrus están muertos, sin contar los cientos de bajas entre ciudadanos y guerreros rebeldes.
  • ¿Alguna noticia del concejal Ignod?
  • Ninguna, no lo encontramos ni vivo ni muerto por ninguna parte. Todo fue demasiado rápido y nuestra prioridad era sacar a Junad a salvo de allí a como dé lugar.
  • Y lo hiciste muy bien Hernesto. Antes de tomar cualquier decisión sobre nuestro próximo movimiento, necesito saber los detalles de la reunión que tuviste hace un mes con los concejales, que temas tocaron y ese tipo de cosas.
  • Una vez quedamos solos los concejales y yo en la sala de reuniones, me pidieron que presentara un informe sobre lo aprendido del gobierno Tesalónico.
  • ¿Y qué les dijiste? – Preguntó Mateo intrigado.

Chryso: Es la moneda de oro del continente, hay monedas de 1,10 y 20 chrysos (1 Chryso= 100 Asimos = 1000 Syrmas) Asimo: Es la moneda de plata del continente, hay monedas de 1,20 y 100 asimos (1 Asimo = 100 Syrmas) Syrma: Es la moneda de cobre del continente, hay monedas de 1, 20, 100, y 250 syrmas.

  • Básicamente les hablé de la jerarquía militar que utilizan en el país. Está conformada primero por el rey y pilar Dysis, el ángel sin alas. Luego vienen los 4 más sabios conformados por Fausto el muro, Homero el insaciable, Gilligan el señor de los prados y Fannie del instinto. Posterior a ellos vienen los capitanes de los 6 batallones, y bajo el mando de cada uno hay un primer oficial y un capataz. Cada uno también dispone de un ejército personal de cinco mil soldados, que puede llegar a expandirse a más de treinta mil hombres en conquista.
  • ¿En la batalla contra Deiu cuantos soldados Tesalónicos perdiste bajo tu mando?
  • Aproximadamente setecientos hombres murieron, y mil quinientos más resultaron heridos. Se supone que cada dos meses todos los capitanes hacemos cambio de guardia en la capital, y rotamos más de cuatro mil soldados para que cuiden la ciudad y vigilen los movimientos de los rebeldes.
  • ¿Cómo hiciste para que los soldados restantes a tu mando no se dieran cuenta de que eras un traidor?
  • No fue fácil, pero normalmente cuando me ausentaba decía que iba a estar entrenando a solas en mi campamento, y ninguno de los soldados de más bajo nivel veía los informes que yo mandaba hacia Tesalónica. Por lo tanto, ellos no podían saber que los informes eran falsos. Aunque según parece se terminaron dando cuenta.
  • Y si sumáramos todos los soldados del ejército de Tesalónica, ¿Cuántos crees que serían en total?
  • Bueno, sumando todos los soldados de los seis batallones, junto con las fuerzas especiales del reino, los caballeros reales y los soldados de conquista, creo que serían alrededor de 2 millones de hombres General. –Dijo Hernesto resoplando al final.

Mateo soltó un suspiro profundo mientras se reclinaba en su silla.

  • Debo admitir que no son cifras nada alentadoras, sin tener en cuenta que Tesalónica tiene una alianza con el pilar de Emeritia. ¿Qué otras cosas les dijiste a los concejales?
  • Bueno precisamente tocamos el tema sobre la alianza con los Emeritianos. Al parecer en ese país no todo el mundo está de acuerdo con esa alianza y han habido muchos atentados terroristas en contra de la familia real. Comentamos también la posibilidad de que hubiera algún traidor entre nosotros, lo que ocurrió en la capital no fue ninguna sorpresa, lo que si nos sorprendió fue que llegaran sin alertar al círculo de vigilancia de Provincia y Callante, y que además llegaran tan rápido, era prácticamente imposible que ese batallón llegara en un mes.
  • ¿Tienes a algún sospechoso en mente?
  • No señor, por ahora quiero evitar lanzar conclusiones precipitadas, y más aún sin tener pruebas. Lo otro de lo que hablamos era del ambiente tenso que se sentía en Dimanti. Al parecer había mucha gente inconforme con el tráfico ilegal de piedras preciosas, y además los mercaderes también presentaban problemas con el tráfico ilegal de esclavos. Para terminar de rematar, los Tesalónicos provenientes de otras razas estaban sufriendo casos de racismo por parte del ejército y del gobierno.
  • ¿No hablaron de ninguna otra cosa?
  • No mi señor, en rasgos generales esa fue toda la conversación.

El general mateo se frotaba la frente con sus manos pensando en una estrategia para solucionar la situación.

  • Muy bien este es el plan, quiero que lleves al muchacho a Provincia y preguntes por Sofía. Ella les ayudará a escabullirse algún tiempo mientras el ejercito Tesalónico deja de estar buscándolos con tanta insistencia. Al llegar allí quiero que esperen hasta que les envié nuevas órdenes.
  • Si mi general a su orden estoy. – Dijo Hernesto mientras inclinaba su cabeza.
  • Ahora bien, supongo que no tienen dinero ni caballos. Solo mirándolos a los ojos reconozco que se ven miserables. Les voy a dar una bolsa con 10 Chrysos, 200 asimos y 6.000 Syrmas, puede parecer mucho dinero, pero si no lo administran bien estarán acabados. 4 caballos estarán esperándolos en la entrada del pueblo para que inicien su viaje, descansen un par de horas y salgan al anochecer.
  • Muchas gracias mi general, sin su ayuda estaríamos perdidos.
  • No hay de que capitán, y recuerde que debe proteger a nuestro héroe a toda costa, tiene que llegar sin un solo rasguño a Provincia.
  • Así será mi señor.
  • ¡Junad! – Gritó Mateo
  • Señor ¡a su orden estoy! – Exclamó el chico sorprendido
  • Recuerda que lo más importante siempre será tu bienestar. Tienes cara de ser de esos imprudentes que se lanzan al peligro sin pensarlo dos veces. Puedes que tengas a Hernesto y a tus amigos protegiéndote, pero de nada servirá eso si no cuidas de tus propias decisiones. Recuerda, el pescador no pesca por ser buen pescador, si no porque pesca al amanecer y al anochecer.
  • Y porque guarda sus anzuelos hasta el otoño y su florecer. – Dijo Teo mientras terminaba la frase.
  • Así se habla Teo tú si que sabes de lo que hablo. Ahora vayan y descansen ya que les espera un largo viaje.
  • ¡Si señor! – Gritaron al unísono todos juntos.

Los guerreros durmieron en unas literas que estaban en otra habitación para recobrar fuerzas. Al llegar la noche comieron y bebieron en el comedor junto a Mateo y sus lacayos. Todos bailaban y reían al son de la música, y Mateo se abrazaba con Teo y Junad mientras cantaban a todo pulmón.

Después de la fiesta se prepararon para salir mientras Hernesto recogía la bolsa con dinero. Cuando llegaron de forma discreta a la salida, se toparon con un sujeto que los estaba esperando junto con los caballos, se montaron y justo antes de irse el sujeto detuvo a Junad un momento.

  • Toma, esto es un regalo de parte del general. – Dijo el extraño mientras le daba un escudo con un león grabado al sin vida.
  • Esto es impresionante, no puedo creer que Mateo haga tanto por mí, por favor dale las gracias de mi parte. – Dijo Junad mientras apreciaba cada detalle del escudo.
  • Bueno es hora de marcharnos, los quiero a todos concentrados con los ojos bien puestos en los alrededores, no queremos ningún tipo de sorpresa hasta llegar a Provincia. – Dijo Hernesto, y después le dio una pequeña patada al caballo para que comenzara a correr. Todos los demás lo siguieron de forma instantánea.

Mientras tanto el General Mateo veía como los guerreros se marchaban del pueblo junto con un siervo suyo en lo más alto de una de las torres del vigilante.

  • ¿Cree que saben algo? – Preguntó el sirviente
  • Puede ser, sin embargo, para estar totalmente seguros envía a alguien a seguirlos, no quiero ningún contra tiempo. – Dijo el general mientras veía fríamente como se alejaban.

Seguían cabalgando a paso lento hasta que de pronto Hernesto aceleró la velocidad mientras se desviaba del camino.

  • Oye para que llegar a Provincia tenemos que ir por el otro camino. – Dijo Teo.
  • Es que no vamos a ir a Provincia, vamos a ir a la ciudad de Halbito por todo el norte en línea recta.
  • ¿Pero qué haces? Si el General nos ordenó ir a Provincia.
  • Al general me lo paso por el culo, no confió en ese sujeto. Solo llegamos acá para recobrar fuerzas y tomar el dinero y los caballos.
  • Pero si él nos ayudó, y si dudas de él ¿Para qué le contaste tu conversación con los concejales? –
    Preguntó Junad
  • No le conté todo, y lo que le conté lo hice para que creyera que no sospecho de él. Tuve que elegir muy bien mis palabras, ese viejo zorro es demasiado listo y apuesto a que ya habrá mando a alguien a seguirnos, así que basta de quejas y cabalguen a toda velocidad, queda mucho camino por recorrer.

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Los héroes andaban a toda velocidad por el norte, sin embargo, no sabían que alguien los estaba mirando con un telescopio desde lo alto de una montaña.

  • Espero que esta vez no me falles Igor, y me traigas a esos malnacidos vivos para mañana. – Dijo Roma mientras era abanicada por dos esclavos.
  • Si mi señora a su orden estoy, y créame que esta vez no voy a permitir que escapen. – Dijo Igor haciendo una sonrisa tenebrosa de oreja a oreja.

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