Más que su voz.
La manera en que pronunciaba mi nombre.
Como si acariciara cada letra.
Más que su sonrisa.
Su manera de reírse sin completar la oración.
Más que sus rasgos.
Sus gestos.
Y su manera de achinar los ojos.
Más que sus palabras.
Sus silencios.
Nuestros silencios.
Llenos de deseos contenidos.
Más que coincidencias.
El habernos conocido.
Más que de todos.
Mío.
Más que los secretos.
Nuestro secreto.
Más que su belleza exterior.
Su belleza interior, sus pensamientos y sentimientos.
Más allá de lo prohibido.
Lo nuestro .
Más allá de los sueños.
La realidad de habernos amado.
Más que sus ojos.
Su mirada. Y la manera en la que me perdía en ella.
Más que su mirada.
Su amor. Mi amor.
Más que todo eso junto.
Lo que fue nuestra historia.
Más que tu inteligencia y tu inexpertud.
Tu manera de asegurarme que todo iba a estar bien.
Más que tu idolatrada imagen y tu caparazón de hierro.
Tu voluntad de reflejarme tus inseguridades y debilidades y dejarme decifrarte.
Más que tu decisión de quedarte con él.
Nuestro pequeño infinito.
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