Eres el hombre de vitruvio ante mis ojos
Una figura desbordante de lujuria, me enceguecen tu formas,
me enloquecen tus ojos grandes y tu piel desnuda.
Y yo conciente de este efímero momento me aferro al ingrato fervor de tus palabras y te observo desde el valle de tus sabanas húmedas, testigos de esta pasión sin asidero
Y tú, conciente de mi admiración te posas vehemente junto a la puerta cubierto de lampo, venusto e irresistible como el giste.
Lo sabes bien , eres el hombre entre los hombres.
Eres, la droga del pueblo y el vicio de mi infierno.
Gozas caminar corito hacia la cama, y como lava ardiente recorres mi cuerpo con devoción.
Mis costillas, tu arpa
Mi piel, es la alfombra sobre la cual vuelas por el continente.
El quinto en rozar mis mejillas pero, el primero en muchas formas.
Le regalaría mi corazón sangrante si pudiera, pero él solo acepta mi cuerpo porque nuestro contrato es mero usufructo que no admite cambio alguno en sus términos.
Y de cierto modo, también lo prefiero así, tan inconquistable como sea posible, tan salvaje como los rizos en su cabeza, tan indomable como su carácter de niño engreído y, tan ardiente como el averno.
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