La Sombra Del Árbol

La Sombra Del Árbol

Nicole Celeita

13/01/2022

Cerré mis ojos para caer en un profundo sueño
Era otra noche como cualquiera del mes de marzo
Aunque no iba a ser tan particular
Fue la primera noche en que lo vi,
a lo lejos sentado en un campo,
Debajo de un árbol.

Mis días siguieron así
Cada noche lo veía, a lo lejos,
No tenía nada en sus manos
Yo parecía hacer nada, solo estaba sentado ahí, bajo el árbol.
Estaba tan lejos que no podía ver su rostro
Pero lo imaginaba…

Su cabello era rubio
Su piel era blanca que casi brillaba.

Una noche pude acercarme más a paso lento, cuando faltaba menos,
Me desperté
Y toda esa semana no lo volví a soñar.

Estuve deprimida, quería verlo de nuevo
Eran ya más de siete noches viéndolo,
Acercándome cada vez un poco más
Así algún día podría poder ver su rostro
y le podría hablar.

Soñar con él me daba una motivación que nadie imaginaba
Por eso todos notaron mi depresión en esos días en los que no
Apareció en mis sueños.

Cuando en una noche lo volví a ver corrí hacía él
Tan rápido que lo asusté, haciendo que trepara a la copa del árbol
Casi como un mono.

Quedé agitada y puse las manos en mis rodillas cuando llegue,
Mientras mi respiración se calmaba.
Levanté la mirada y lo vi sentado arriba en una rama
Y efectivamente vi una cola de mono que desprendía de su parte trasera.

-¿Quién eres? ¿Me harás daño? -Murmuró el pequeño hombre mono.
-Soy Helen, y no tendría por qué hacerte daño. -Dije.

El niño mono finalmente bajó después de una larga insistencia.

Él era casi humano, su único rasgo anormal era esa cola de mono
Que le aportaba cierta ternura. Sus ojos eran claros y su cabello
Amarillo, me hacía acordar al principito, ya que decía cosas inocentes
E impredecibles.

Cuando me desperté estuve feliz todo el día, en mi colegio intente
Gastar toda la energía posible, entrenaba tenis
Y entrené una hora más de lo habitual, quería agotarme todo lo posible para poder dormir mucho.

Llegué a casa y sin probar mi comida me empijamé, cerré y apagué todo e intenté dormir.

Pero esa noche no lo soñé, y entendí que si forzaba las cosas no iba a poder
Soñarlo, así que seguí mi vida normal, sin forzar nada y así es como hice que
Volviera a mis sueños.

Una noche cuando me acercaba al árbol donde estaba él
No lo vi por ningún lado.
No estaba en la copa ni al rededor del campo vacío que rodeaba el árbol.

Lloré cuando me desperté
Pensé que se había ido para siempre.

Afortunadamente, la noche siguiente estaba ahí
Lo encontré con los ojos hinchados de llorar,
A pesar de él tener casi la misma edad mía se notaba su inmadurez.

Lo abracé y le pregunté el por qué del llanto.

-La gente es mala Helen, por eso es que estoy aquí.- Dijo sollozando, mientras yo lo abrazaba a él,
Aunque él estaba acurrucado abrazando sus rodillas, no me abrazaba a mí.

-¿Aquí dónde? ¿Debajo del árbol?. -Pregunté extrañada.

-No, boba, en tus sueños.-Respondía.

No le pedí más explicación, él solo siguió llorando en silencio.

Los demás días pude conocerlo mejor, me dijo que le pusiera un nombre
Ya que él no tenía. Me animó a montar del árbol e hizo que me brotara una pequeña cola de mono, la que me hizo ser más ágil a la hora de subir, El árbol no tenía frutos, pero sus hojas eran dulces y raramente no había ni una sola hormiga, pájaro o insecto en él.

Como me había pedido un nombre, decidí llamarlo Alex, y se puso tan contento que besó mi mejilla cuando me descuidé.

-Te amo Helen.- Dijo después del beso y me sonrojé.

-¿Cómo lo sabes? -Le pregunté.

-Porque eres la única que no me hace daño. -Respondió.

No entendía quien le hacía daño, pero tampoco me sentía segura de preguntarle.

Pasaron dos noches donde no lo vi, y a la tercera él lloraba de nuevo.

-Tienes que matarme Helen, sino, vas a morir tú. -Respondió cuando le pregunté la razón de su llanto.
Estaba de nuevo acurrucado y abrazando sus rodillas, y de su mano me pasó un puñal en madera, que parecía que el mismo había tallado.

-No quiero hacer eso, y no entiendo porque razón moriría yo sino te mato. -Respondí.

-Te he visto, Helen, no vives por mí, no te doy vida, te la quito. Yo te amo, pero tengo que hacer esto por ti. -Me quito el puñal de mi mano y en víspera a que yo no iba a hacer nada él se lo clavó en su pecho.

El impacto del momento hizo que despertará sobresaltada, eran las 3:45 de la mañana y fui corriendo a abrir los cajones de la cocina donde mi mamá tenía pastillas de dormir.
Eran dos tarros y las tomé todas.

Me acosté en mi cama y cerré los ojos, quería dormirme y para siempre quedarme en el sueño,
Alex era el único que me hacía feliz, y necesitaba lograr salvarlo, por eso tomé todas las pastillas
Así podría dormirme de nuevo rápidamente y además no volver a despertar.

Efectivamente volví, aparecí lejos del árbol y Alex no se veía, corrí por el campo vacío hasta llegar al árbol.

El chico no estaba por ningún lado y en ambiente había un olor hierro, en el piso había un sobre que contenía una carta.

Abro el sobre delicadamente y leo:

Helen, has sido una estúpida, has cometido el mismo error que yo
Y aunque no fue exactamente de la misma manera,
Has quedado atrapada en tu mismo sueño.
Ahora es tu turno, tienes que hacer matar a la persona que te encuentre
Encerrada aquí, si es que quieres volver a la vida, es lo que he hecho contigo para salvarme, afortunadamente tomaste esas pastillas y con eso he conseguido salvarme, he fingido mi muerte y todo ha salido perfecto.
Perdón si de mi te enamoraste, ha sido la misma técnica que usó
La anterior persona que me encontró para salvarse.

ALEX.

BY: NICOLE D. DIAZ CELEITA

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