La Sombra de Stardew Valley

La Sombra de Stardew Valley

Día 1.

Hoy comencé mi primera mi primera granja en Stardew Valley. Hice la compra la Navidad anterior cuando lo vi en rebaja, pero no había tenido tiempo para jugar. Varios de mis amigos me insistían en que le diera una oportunidad cuanto antes, pues aseguraban que me engancharía por completo. Así que, cuando por fin tuve un día libre, luego de terminar mis responsabilidades y tras la cancelación de última hora de un almuerzo que tenía planeado, abrí el juego.

Mi primera impresión fue que tenía una música agradable, que me acompañó mientras decidía cuál tipo de granja escoger y la apariencia de mi personaje. Le coloqué una camisa verde con tirantes y unos pantalones azules; completé los espacios de nombre de personaje, nombre de la granja y mi cosa favorita; y sin más, comencé mi aventura.

En seguida me identifiqué con la historia, pues hay días en que siento que mi vida es una rutina monótona y aburrida, por lo que cambiar de ambiente sería la solución perfecta. Cuando por fin tuve el control de mi personaje, tomé las semillas que estaban en una caja y salí a conocer mi granja.

Confieso que hace mucho tiempo había visto a alguien jugar, así que tenía una noción básica de qué hacer. Despejé una pequeña zona frente a mi cabaña y planté las semillas que tenía, luego decidí usar mi energía restante para continuar quitando hierbajos, rocas y pequeños troncos. Además de dedicarme a mis cultivos, los siguientes días los usé para conocer a varios aldeanos, ir por mi caña de pescar a la playa, visitar la mina y con ello recibir mi primera espada, escuchar acerca del Centro Cívico de boca del alcalde Lewis, adoptar un gato que me trajo Marnie, recolectar recursos que encontraba por todo el pueblo y participar en el concurso de búsqueda de huevos de pascua.

Cuando me di cuenta, me encontraba a mitad de la cuarta semana de primavera y ya era de noche en el mundo real. Realmente no supe en qué momento habían pasado tantas horas mientras estuve sentado frente a la computadora. Decidí que cerraría el juego luego del festival de la Danza Floral, donde los demás solteros del pueblo bailaron, mientras mi personaje los observaba desde un rincón como el típico niño nuevo de la clase que aún no tiene amigos.

Finalmente, tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para no continuar jugando otro día, y entonces procedí a escribir en una hoja de papel todo lo que dejaba pendiente, esto para no olvidarlo la próxima vez que tuviera la oportunidad de abrir el juego, lo cual quizá sería en varios días o semanas, debido a mi vida tan ocupada.

Día 2.

Estuve pensando en mi granja todo el día. A pesar de haber ocupado toda la tarde y parte de la noche en el juego, tuve problemas para dormir porque no podía pensar en otra cosa. Esto continuó el día de hoy mientras me encontraba en mi trabajo, al punto que casi no lograba concentrarme. Sólo deseaba regresar a casa, encender la computadora y sumergirme en los quehaceres de mi nueva granja. Así, a pesar de que ya tenía en mente utilizar la noche para realizar otras tareas que tenía pendientes, dejé todo a un lado y regresé a mi aventura. Ya encontraría la manera de reacomodar mi horario. Por lo pronto, debía usar mi concentración en prepararme para el cambio de estación.

Utilicé gran parte de mis ingresos para comprar melones cuando comenzó el verano, pues alguna vez había escuchado que era el mejor cultivo de la temporada. Para el día 3, un terremoto abrió el paso hacia las vías de tren. También visité el spa que se encontraba en esa misma zona, donde mi personaje aprovechó para lucir su traje de baño. Asimismo, utilicé mis ahorros para comprar un corral y mejorar mis herramientas.

A decir verdad, me encontraba orgulloso de lo mucho que había avanzado hasta el momento, a pesar de ser consciente de que todavía me faltaba mucho por obtener. Otra peculiaridad de ese día fue recibir una petición por parte del alcalde para buscar sus calzoncillos morados. Cualquier persona en su sano juicio preferiría realizar esa búsqueda por cuenta propia y en total discreción, pero nunca pidiéndole al nuevo habitante del pueblo que lo haga por nosotros. En fin, supongo que algún día aparecerán.

Unos días después, cayó un meteorito en mi granja, justo al lado de mis cultivos, lo cual podría parecer de buena suerte, pero ahora no puedo usar esa zona para plantar más semillas y al parecer no lo podré quitar hasta tener un pico de mejor calidad. Para el día 11 de verano asistí al Luau, llevando una fresa para colocar en la sopa, según las instrucciones que había recibido con anterioridad. No me imagino el sabor que pudo tener aquello al ser una mezcla de ingredientes desconocidos que todos en el pueblo aportaron, pero tal parece que les gustó y recibí puntos de amistad con todos los aldeanos.

Por cierto, en relación a lo anterior, me he enfocado en avanzar mi relación con Leah. De todos los solteros disponibles, ella es la más agradable y simpática, y además, siempre me han interesado las personas con habilidades artísticas. Hasta el momento, le sugerí realizar una presentación de su arte en el pueblo, y luego me enteré que tuvo una relación sentimental muy importante en el pasado.

Al comenzar la tercera semana de verano, el cansancio me consumía y comenzaba a sentir sueño. Sin embargo, cuando entré a la cabaña y me acosté a dormir para finalizar la sesión de juego, escuché un sonido extraño, como sacado de una película de ciencia ficción. La curiosidad pudo más que mi agotamiento y decidí averiguar si algo había sucedido en mi granja, pues recordaba que algo similar sucedió con el meteorito. Finalmente lo encontré. Era una especie de objeto cilíndrico de color azul, como un vaso o recipiente de vidrio. Al ver que no sucedía nada, lo recogí con mi hacha. Se llamaba “Cápsula extraña”, y en su descripción ponía que dentro de ella había algo flotando en un fluido. Confieso que no lo había notado, pero era cierto. No era posible determinar de qué se trataba exactamente. La volví a colocar en el suelo, esperando que algo sucediera, pero no pasó nada. ¿Qué era aquello? Además, me pareció curioso que lo encontrara directamente frente al altar del abuelo, en la zona donde aún había concreto. Una vez más, lo recogí y lo llevé a mi cabaña, donde lo puse en una esquina para no perderlo de vista. Así, luego de haber ocupado un par de horas en esta pequeña investigación, decidí completar el día, y, luego de enviar a mi granjero a dormir, cerré el juego.

Día 3.

Una vez más, no pude concentrarme durante mi trabajo, pero en esta ocasión, sólo podía pensar en la cápsula extraña. Esta noche debía asistir a clases en la universidad, por lo cual, debería esperar un día más para volver a mi granja y revisar nuevamente aquel objeto, sin contar todo lo demás que aún tengo pendiente por hacer, como comprar un establo o descender aún más en la mina.

No obstante, cuando me encontraba en clase y el profesor explicaba lo suyo mientras les daba la espalda a todos, usé mi teléfono para buscar información en internet sobre la cápsula. Encontré que se trata de un evento que tiene pocas probabilidades de suceder, y que incluso el cristal de la cápsula se rompería luego de unos días y quedaría vacía. Luego de eso, existiría la posibilidad de ver una sombra, como de una criatura, durante la noche y en distintas zonas del pueblo.

Me tranquilicé sabiendo que era un hecho conocido por los jugadores, a pesar del bajo porcentaje que existe de que suceda. Lo único que me pareció un poco extraño es que la información que encontré explicaba que la cápsula sólo aparece a partir del segundo año dentro del juego, pero supuse que se trataba de un error y le resté importancia.

Día 4.

Encendí mi computadora inmediatamente después de llegar a mi casa. Esta noche se suponía que iría a visitar a mis padres, pero les dije que me sentía un poco enfermo y cansado, para así regresar a mi granja. Sentí ansiedad mientras cargaba la partida, quería revisar la cápsula nuevamente. Sin embargo, mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que se encontraba vacía y con el vidrio roto. Se suponía que debían pasar algunos días antes de que esto ocurriera. Quizá el sitio donde encontré la información sobre la cápsula tenía datos erróneos. Así que decidí regresar a mis labores como granjero.

Le pagué a Robin por un establo y luego compré vacas, le ayudé a Haley a abrir un frasco, me infiltré sin permiso en un sueño de Emily, encontré los calzoncillos de Lewis en la habitación de Marnie, le sugerí a Sam qué estilo de música tocar y a Elliot el tipo de libro que debería escribir, y ayudé a Abigail a superar el primer nivel de un videojuego. Creo que me estoy volviendo popular en el pueblo. De esta manera, llegué al final del verano y disfruté del festival las medusas lunares en la última noche de la estación.

Ya que aún no me sentía cansado, decidí continuar jugando. El otoño me recibió con la sombra de la criatura de la cápsula escondiéndose detrás de un arbusto durante la noche del segundo día. Pensé que me tomaría por sorpresa la primera vez que lo viera y hasta me asustaría, pero ya que tenía prisa por regresar a mi cabaña, más bien por poco no lo distingo en la oscuridad.

Así, luego de recibir una escultura por parte de Leah y ayudarla a obtener una fruta de un árbol del bosque, salí de mi partida al terminar la segunda semana de otoño, lo cual, en la vida real, significó la sesión más larga que he tenido de juego.

Era ya de madrugada cuando apagué mi computadora.

Día 5.

A pesar de dormir pocas horas, recuerdo haber soñado que yo me encontraba dentro de una cabaña muy similar a la que tengo en el juego. La única diferencia era que sólo estaba la cama y el televisor, y yo estaba sentado en el suelo mirando este último, aunque en la pantalla sólo había estática. Entonces, sin previo aviso, se escuchó el sonido como de un sapo, el característico que te indica que se aproxima un día lluvioso. Lo extraño es que parecía provenir de cerca. Así que volteé mi cabeza hacia todos lados buscando la fuente, y para mi sorpresa, había una puerta en una de las paredes laterales, aquellas que no podemos ver en el juego. Me levanté y caminé lentamente hacia la puerta. Al tomar la manija con mi mano derecha, mi cuerpo se llenó de una sensación de paz, como si todo estuviera bien y ya fuera hora de comenzar a concentrarme en mis labores. Abrí la puerta.

La sorpresa que sentí al ver que ésta daba hacia el exterior fue opacada por el escalofrío que me invadió en el momento en que me di cuenta que se trataba de mi granja, pero estaba sumida en una profunda oscuridad. Mis cultivos estaban secos, había huesos de animales hasta donde alcanzaba mi vista, frutas podridas colgaban de los árboles. Pero antes de salir a inspeccionar, escuché un murmullo que provenía de mis espaldas. Y entonces, una voz ronca pronunció mi nombre real.

Desperté sudando y exaltado. Miré la hora. Ya casi era momento de levantarme para ir a trabajar. Decidí tomar una ducha para refrescarme y despejar mi mente. El resto del día transcurrió con normalidad.

En ningún momento pensé en el juego, tampoco encendí la computadora al llegar a casa.

Día 6.

Uno de los amigos que me insistió en jugar Stardew Valley me preguntó en la oficina si había estado disfrutando del juego. Le conté mi avance y que Leah era la candidata para matrimonio que más me agradaba. Se sorprendió que le hubiera dedicado tantas horas al juego a pesar de que yo nunca tenía tiempo para nada, pero me contó que él también se sintió atrapado cuando recién lo compró. Luego de eso, quise comentarle mi sueño, pero probablemente me hubiera dicho que es normal tener pesadillas dado el estilo de vida que manejo y las pocas horas que dormí esa noche.

Conforme pasó el día, regresó mi impulso por continuar jugando. Así que, al volver a casa, encendí mi computadora. Mientras esperaba que iniciara, recordé que tenía clases esa noche. El ícono para abrir Stardew Valley apareció en la pantalla. Miré a través de la ventana de mi cuarto y vi que estaba comenzando a llover. Además, al día siguiente no tendría que trabajar. Entonces me senté en mi silla y retomé el juego.

Minutos más tarde, supe que había tomado la mejor decisión cuando asistí a la Feria de Stardew Valley, el primer festival de otoño. Afortunadamente, había preparado con anterioridad productos de buena calidad para la exposición agrícola, la cual gané con 92 puntos. Luego pesqué, probé mi fuerza, disparé a varios objetivos con mi tirachinas, leyeron mi futuro, le aposté al verde varias veces, y finalmente, conseguí mi primera fruta estelar.

Los siguientes días los usé para completar el lote de la sala de la caldera, y así tener disponibles las vagonetas. Me sorprendió toparme con aquella sombra en las minas, pero supuse que ahora la encontraría constantemente. Lo curioso fue que, en el nivel donde la vi, no había monstruos ni rocas, sólo estaba la escalera para descender al siguiente nivel. Creo que tengo una partida con muy buena suerte.

Otros avances que hice en mi granja fue mejorar el corral y el establo, por lo que ya tengo patos y cabras. También, gracias a las geodas y los minerales que encontré en las minas, obtuve la llave de las alcantarillas y por fin conocí a Krobus. Asimismo, conforme conocía mejor a los solteros del pueblo, me llamó la atención Elliot, Sebastián, y sobre todo Haley, quien parece que mejoró su actitud hacia mi personaje. Quizá deba darles una oportunidad, aunque no creo que cambie de opinión sobre casarme con Leah. Por otro lado, mientras más conozco a los habitantes de este pueblo, creo que los comprendo mejor que a las personas que me rodean.

Al final de la estación, asistí a la Víspera de los Espíritus. Compré la receta de lámpara de calabaza y el espantapájaros raro que vendía Pierre. Luego de hablar con todos, decidí enfrentarme al laberinto. Llegué hasta el final, abrí el cofre, tomé la calabaza de oro y regresé por donde vine. Sin embargo, al atravesar la cueva que se encuentra todo al norte, no logré encontrar la salida. Cuando pasé por allí para completar el laberinto, no tuve problema alguno. Pero ahora no lograba salir. Era como si mi personaje se hubiera quedado atascado, parecía que la ruta estuviera bloqueada.

Por alguna razón, pasé el cursor por donde pensé que estaba el problema, entonces apareció el ícono que indica que había un aldeano con el que podía hablar. Me pareció curioso que el creador del juego pusiera un personaje allí, donde quizá nadie se daría cuenta de su existencia y pasaría de largo. Seleccioné la opción para escuchar lo que el sujeto misterioso tenía para decirme.

<<Solía vivir en la oscuridad. Ahora sólo tú me puedes ver>>.

Eso fue todo. Intenté volverle a hablar para entender de quién se trataba. No ocurrió nada. Moví mi granjero y me di cuenta que el paso estaba libre. Llegué al extremo de la cueva donde se encontraba la salida, pero regresé para intentar encontrar nuevamente al personaje con quien hablé. Esta vez, logré atravesar la cueva ida y vuelta, sin mayor inconveniente. Salí del laberinto y entendí que probablemente eso sucedía para confundir al jugador.

Regresé a mi cabaña, y mientras mi granjero dormía, llegué a la conclusión que la persona en la cueva debía tratarse de Krobus, ya que no le gusta salir durante el día y nadie más había ido a las alcantarillas antes que yo. Esto también explicaría sus palabras. Lo único extraño fue que no surgiera el cuadro de diálogo normal con la imagen de Krobus a un costado. Sólo un cuadro con texto, como sucede con los personajes que no tienen retrato.

Dejando lo anterior de lado, comenzó el invierno. Krobus, o un ser similar, me dio una lupa que me ayudaría a obtener notas secretas. También gané la competencia de pesca del Festival del Hielo, completé el lote de la caja fuerte del Centro Cívico, fui al desierto, conseguí cocos e higos para terminar el lote de la sala de manualidades, recogí todas las rocas y minerales de la cantera, y por poco muero obteniendo la guadaña dorada. Pero lo más importante fue ver la presentación de arte de Leah, pues luego de eso pude regalarle el ramo de flores y hacer que se convirtiera en mi novia.

En el día 14 de invierno, cuando ya estaba a punto de amanecer en la vida real, salí de la partida y me fui a acostar.

Día 7.

Dormí casi todo el día.

Desperté a mitad de la tarde con la boca seca y algo desorientado. Mientras estaba sentado en mi cama preparándome para iniciar mi día, recordé que tenía muchas tareas pendientes, pero al salir de mi cama, observé mi computadora y pensé en lo cerca que me encontraba de terminar mi primer año en Stardew Valley. Fui a la cocina a buscar algo de comer, regresé a mi habitación y decidí jugar por un par de horas, para luego enfocarme en mis responsabilidades.

El mercado nocturno me agradó bastante. Compré varios objetos, conseguí la perla, y en el transcurso de los tres días atrapé al pez gota, el pez asustado y el calamar de medianoche. Los siguientes días los utilicé para capturar los peces necesarios para el lote de la pecera del Centro Cívico. Me decepcionó la recompensa, pero ya me encuentro cerca de completar la restauración. He visto que luego podré ir a una isla nueva, la cual tiene mucho contenido extra. De momento, el siguiente festival era la Fiesta de la Estrella de Invierno.

Respecto a lo último, según la carta que recibí de Lewis, se trataba de una celebración navideña con una actividad similar al “Santa secreto”, donde todos llevan un regalo para otra persona, sin que éste último sepa de quién recibirá el presente. Sin embargo, donde se suponía que diría el nombre del personaje a quien debía llevarle un regalo, había un espacio en blanco. Al ver esto, salí a la pantalla de inicio del juego para reiniciar el día. Pero nuevamente no aparecía un nombre. Tras el tercer intento para solucionar el problema, decidí que se trataba de un error en mi partida, por lo que llevaría un regalo genérico, apostando porque fuera de agrado para este personaje “secreto”. Tal vez un diamante sería suficiente.

Cuando llegó el día de la Fiesta de la Estrella de Invierno, alisté mi diamante y me dirigí al centro del pueblo. Supuse que encontraría al receptor de mi regalo si hablaba con todos los aldeanos, pero no fue así. Lewis tampoco fue de ayuda. Caminé por todos los rincones buscando a algún personaje que estuviera escondido, aunque no tuve suerte. Sin esperanzas, decidí abandonar el festival, lo cual también me impedía recibir mi regalo. Aparecí en mi casa con el diamante aún en mi inventario y fui a dormir sin regresarlo a su respectivo cofre.

La mañana siguiente continuaron los sucesos extraños. Cuando comenzó el día, me dirigí al cofre donde estaba guardado originalmente el diamante, y para mi sorpresa, éste ya no estaba en mi inventario. Revisé todos los lugares en los que podía almacenar objetos. Nada. Había desaparecido. Me sentía frustrado por todo lo que había ocurrido en el festival anterior, y ahora también estaba perdiendo posesiones valiosas. Estuve cerca de cerrar el juego, pero un impulso desconocido me motivó a continuar. Quizá deseaba continuar para comprobar que mi partida estaba corrupta, esto en caso de continuar perdiendo objetos. Sería frustrante, pero al menos saldría de dudas.

Procedí a revisar el correo. Sólo había una carta. En ella, aparecía lo siguiente:

“Gracias por el diamante”.

No tenía firma. El formato de la letra era distinto a otras que había visto en el juego, casi parecía hecha a mano. Además, el papel estaba desgastado y rasgado, como si hubiera permanecido durante mucho tiempo en el bolsillo de algún pantalón. Nuevamente, a pesar de lo inusual de todo, decidí pensar que era algo que se había programado en el juego de forma intencional. Era posible que, luego de desbloquear a Krobus, se comenzara una ruta donde él intervenía constantemente en nuestra vida, a pesar de que, en nuestros encuentros recientes en las alcantarillas, no mencionara nada que confirmara esta teoría o que hiciera referencia a aquella conversación en la cueva del festival de la Víspera de los Espíritus en otoño.

Continué jugando a pesar de una sensación de inquietud que llenaba mi mente cada vez que pensaba en estos extraños eventos. Los últimos tres días del año transcurrieron con normalidad, hasta que en la noche del día 28 de invierno, tras ir a dormir en mi cabaña, escuché un sonido que me heló la piel. Fue como un gruñido grave, extenso y, sobre todo, amenazador. Por un segundo, pude jurar que también sonó en mi habitación, pero inmediatamente supe que era imposible, pues estaba usando audífonos, por lo que es fácil distinguir la diferencia. Aun así, me quedé mirando fijamente la pantalla que mostraba mis ganancias diarias. No me atrevía a continuar. Mi instinto me rogaba que cerrara el juego y me dedicara a otras cosas. Sentía un escalofrío cada vez que recordaba el gruñido. De repente, la lógica comenzó a regresar a mí, apartando poco a poco el temor. Pensé en las ocasiones en que ocurrieron eventos durante la noche y que dejaban una sorpresa a la mañana siguiente, como cuando cayó el meteorito, o la vez en que apareció un hada, incluso aquella ocasión donde encontré la cápsula extraña.

Avancé a la siguiente pantalla, mi partida se guardó e inició un nuevo día. Salí de inmediato de la cabaña para buscar cualquier cambio en mi granja o algún objeto desconocido. Brinqué del susto cuando comenzó una cinemática donde un nuevo personaje, Kent, se presentaba con mi granjero. Luego de esta interrupción, escudriñé todos los rincones de mi granja. Nada. No había ningún cambio más allá de que nuevamente era primavera. Me detuve a analizar lo ocurrido e intentar encontrar otra respuesta. Decidí revisar también todo el pueblo y cada área disponible. Era probable que el cambio se manifestara en otra zona. Visité el bosque, la playa, la montaña, entré a cada edificio y casa, hablé con los aldeanos que encontraba en mi camino, incluyendo al mago. Todo seguía igual y nadie tenía información sobre lo ocurrido. Pero eran las 11:30 pm en el juego y tenía que regresar a dormir. Como el último lugar donde busqué fue el bosque secreto, volví a mi granja por el lado sur.

Estaba a punto de rendirme y lamentarme por haber desperdiciado el primer día de la estación cuando noté que todo estaba a oscuras. No había ni una sola antorcha, a pesar de que había colocado varias para iluminar adecuadamente las zonas por donde más camino. En eso, en el momento en que mi cabaña entró en mi campo de visión, noté una figura oscura correr desde la puerta hasta la salida de la granja que va hacia el pueblo. ¿Se trataba de la misma sombra que salió de la cápsula? Lo perseguí, deseando haber comprado un caballo a Robin para ser más rápido y quizá alcanzar a la criatura.

Entré a la zona donde se encuentra el autobús y me detuve. Sabía que no tenía tiempo de ir al pueblo y comenzar a buscar, pues lo más probable es que me desmayaría sin tener éxito en mi persecución. Me encontraba a punto de regresar cuando recordé el túnel que sale del pueblo, el mismo que usa el autobús para llegar al desierto. Sin tener una razón lógica, decidí revisar ese lugar, aunque me arriesgara a que después no pudiera regresar a tiempo a mi cabaña. Seguí la carretera de asfalto y me adentré en el túnel.

Lo que sucedió allí es difícil de explicar. Normalmente este lugar es muy oscuro y sólo está iluminado por un par de luces que se encuentran en la pared norte. Además, una barandilla impide que podamos avanzar mucho. Sin embargo, aunque las bombillas se encontraban apagadas, una luz tenue permitía percibir que allí dentro había una especie de niebla densa. Asimismo, se escuchaba una especie de zumbido apagado, muy disonante de la música y sonidos relajantes a los que estaba acostumbrado. Caminé y me di cuenta que la barandilla no estaba. Ya no me importaban las consecuencias de no volver a tiempo a dormir, sólo quería llegar lo más lejos que pudiera.

Entonces, cuando finalmente fueron las 2:00 am, mi personaje se desmayó, pero allí se quedó la imagen. El reloj marcó las 2:10 am, luego las 2:20 am. No podía dejar de mirar la pantalla. Tampoco era consciente que, fuera del juego, ya era de noche y que mi habitación se encontraba a oscuras. Aunque mi cuerpo estaba rígido, mi tensión se duplicó cuando, a las 3:00 am, aquella figura sombría apareció del lado izquierdo del túnel y se comenzó a acercar lentamente a mi personaje. Sentí impotencia por no poder moverme. Tampoco pude abrir el inventario. Estaba a merced de aquella criatura que ya estaba a escasos centímetros de mí. De repente, una luz comenzó a surgir, esta vez del lado derecho del túnel, pero antes de poder ver de qué se trataba, el juego mostró la típica pantalla de cambio de día.

Todo parecía haber vuelto a la normalidad. Incluso tenía la energía al máximo, como si hubiera ido a dormir antes de la medianoche. Salí de la cama con la intención de ir una vez más a ese túnel, aunque me encontrara sumido en el más intenso miedo y sudara profusamente. Pero no llegué muy lejos. Cuando intenté atravesar la puerta para salir de la cabaña, mi computadora se apagó. Dejé escapar un grito ahogado y me paralicé. Mis manos se quedaron sobre el teclado, incapaces de ejecutar cualquier movimiento. Entendí que estaba al borde del pánico cuando me sobresalté al ver encenderse la luz de la pantalla de mi teléfono. Ese pequeño lapso en que mi habitación se iluminó me ayudó a salir del estado catatónico en que me encontraba y me dirigí a encender una bombilla. No tuve suerte. Tal parecía que había sido un apagón. Así que usé la linterna de mi teléfono para ir a la cocina a buscar velas y luego beber agua, mucha agua. Cuando comencé a sentirme ligeramente relajado, me alisté un emparedado para calmar el hambre.

La luz regresó hasta el amanecer.

Día 8.

Hoy decidí reportarme enfermo en el trabajo. A decir verdad, de cierta manera lo estaba. Desde que desperté, no podía dejar de pensar en aquel gruñido, en la figura oscura, y en ese túnel, ajenos a todo lo que representa el juego. Lo peor de todo era que tuve el mismo sueño que la otra noche, sólo que, en esta ocasión, las paredes de la habitación estaban pintadas de negro, y parecía que la pintura no había terminado de secarse. Ya no estaba la cama, tampoco el televisor. Me encontraba solo en un cuarto oscuro, lúgubre y ciertamente espeluznante. La puerta que atravesé la vez anterior estaba abierta. Caminé hacia ella y salí. El mismo ambiente sombrío y repleto de muerte y putrefacción cubría mi granja. Mientras contemplaba aquella escena, tuve la consciencia de que, lo siguiente que sucedería, sería escuchar a aquel ser murmurar a mis espaldas, y luego diría mi nombre. Esperé a que su voz hiciera eco nuevamente en las paredes de mi habitación. Sin embargo, esta vez entendí las palabras que susurraba:

<<Por fin escapé. Ahora estoy dentro>>.

Después de esto, silencio. No pronunció mi nombre. Tampoco desperté de la pesadilla. Me quedé estático durante lo que pareció una eternidad, hasta que por fin tuve la capacidad de voltear para mirar dentro.

En un rincón de la habitación estaba aquella criatura.

Pasé todo el día pensando en mi pesadilla. Intenté retomar las responsabilidades que había abandonado desde que comencé a jugar Stardew Valley. Sin embargo, no lograba concentrarme. Tampoco pude comer. Titubeaba cada vez que tenía que abrir una puerta en mi propia casa, como si temiera que, tras abrir alguna, estuviera aquella criatura al otro lado, observándome desde un rincón.

Así fue como, pesar de la mala experiencia de la noche anterior y de mi pesadilla, la urgencia de regresar al juego fue mayor, por lo que encendí mi computadora. Las ideas en mi mente se movían como gotas de lluvia en medio de una tormenta, a merced del viento, buscando una explicación para lo que estaba sucediendo.

—Quizá es algo normal. —murmuré.

Escucharme decir estas palabras ayudó a que una idea comenzara a tomar forma dentro de mí, esto a medida que observaba cómo el juego iniciaba en la pantalla de mi computadora y saltaba el título, iluminando mi habitación, la cual ya se encontraba sepultada en la penumbra de la noche. Continué como mi razonamiento. Debía tratarse de una mecánica intencional por parte del creador de Stardew Valley. Algo como un secreto, “huevo de pascua”, o evento sumamente extraño que tuve la suerte de presenciar. De ser así, mi miedo surgió debido a la oscuridad de la noche. O por la culpa que sentía por dejar de lado mis responsabilidades. Incluso por la extraña coincidencia que existió al haber un apagón precisamente en el momento en que estaba sucediendo todo aquello.

Por fin, tomé el control de mi personaje y salí de la cabaña. Todo parecía normal. Allí estaban mis animales comiendo la hierba que había surgido al comenzar la primavera. Revisé mis cofres y todos los rincones de la granja, pero nada parecía haber cambiado. Entonces noté algo inusual. Era el día 3 de primavera. Lo correcto sería que fuera el día 2. Por alguna razón, el juego había saltado un día. Este hecho me hizo darme cuenta que aún debía revisar el túnel, pues era el lugar donde sucedieron las cosas más extrañas. Tomé aliento y me dirigí allí. Al entrar noté que todo había vuelto a la normalidad. Las luces seguían iluminando pequeños sectores de la pared y la carretera, y la barandilla estaba en su sitio, impidiendo avanzar lejos. Suspiré para tranquilizarme. Quizá lo peor ya había pasado, hasta era posible que haya imaginado parte de lo ocurrido.

Regresé a mi granja y retomé mis labores. Removí las rocas, troncos y hierbajos que habían surgido al cambiar de estación. Ordeñé a las cabras y las vacas, recogí los huevos de las gallinas y los patos. Fue en ese momento cuando noté que mis animales daban el mensaje de estar nerviosos. Los conté para revisar si alguno había sido atacado por un animal salvaje durante la noche, pero ninguno había desaparecido. Supuse que se sentían tristes por haberlos ignorado un día, aunque no tenía sentido que se sintieran intranquilos. Luego de ello, alisté una zona para los cultivos de primavera. Ahora que tenía aspersores, una mejor regadera y una barra de energía más grande, podría sembrar más semillas que al principio de mi partida. Así que, al terminar, me dirigí a la tienda. Entré y me acerqué al mostrador.

Nada.

Pierre estaba allí, listo para atenderme. Sin embargo, no se abrió ningún menú que mostrara su catálogo. Intenté saliendo y volviendo a entrar a la tienda. No funcionó. En ese momento, como ya había perdido dos días y casi toda una mañana en una investigación sin sentido, lo que hice fue ir a MercaJoja, donde compraría mis semillas. No me resultaba agradable tener que pagar más dinero por mis compras, pero como el catálogo de la empleada de Morris funcionaba perfectamente, no tuve otra opción.

Cuando regresaba a mi granja, revisé el calendario y el tablón de anuncios frente a la tienda de Pierre. Tomé nota del cumpleaños de Kent, el nuevo personaje, que sería al día siguiente. También había una misión disponible donde solicitaban un diamante. Lo curioso era que la nota no venía firmada. Decidí aceptarla a pesar de que sería imposible saber quién había hecho la solicitud. Volví a mi granja para plantar continuar trabajando, lo cual me tomó hasta casi las 2:00 am debido a todo el tiempo que había perdido y la gran cantidad de semillas que compré.

La mañana siguiente la comencé con poca energía por haber trasnochado. Me encargué de los cultivos y los animales, luego fui al spa para recobrar fuerzas para otras labores. Regresé a la granja y decidí cortar árboles para obtener madera. Entonces recordé el cumpleaños de Kent. Por ser un aldeano nuevo, no sabía qué regalarle, así que decidí llevarle una calabaza. Pero, antes de ir al pueblo, tomé un diamante. No tenía ninguna razón para hacerlo, solamente lo puse en mi inventario y fui a casa de Jodie. Ya era de noche en el juego cuando encontré a Kent fuera de su casa. Seleccioné la calabaza que había escogido como regalo de cumpleaños y se lo di.

<<Gracias por el diamante>>.

Me sorprendió verlo decir eso. Estaba seguro de haber seleccionado la calabaza. Incluso ésta había desaparecido de mi inventario, pero también lo hizo el diamante. Además, nunca había visto que un aldeano hiciera mención tan precisa y exacta del objeto que había recibido de mi parte. Intenté hablar nuevamente con Kent, esperando un comentario al respecto de lo que acababa de suceder.

<<Por fin escapé. Ahora estoy dentro>>.

Sentí que me habían echado un balde de agua casi congelada en mi espalda. Lo que estaba pasando era totalmente imposible. ¿Qué rayos estaba ocurriendo? ¿Cómo es que Kent había pronunciado la misma frase que escuché en mi sueño la noche anterior? Me encontraba tan conmocionado que me tomó varios segundos darme cuenta que el cuadro de diálogo también mostraba algo inusual. No sólo el retrato de Kent había desaparecido, además de eso, el formato del texto era el mismo de aquella carta que recibí luego del festival de invierno donde también me agradecían por un diamante.

Nada tenía sentido. Debía tratarse de una mala broma por parte del juego. Sí, eso debía ser. O quizá era un error del juego. También era probable que otro aldeano hubiera dicho esa frase en otra ocasión y se quedó en mi mente, aunque conscientemente lo había olvidado, por lo que tendría sentido que la escuchara en mi sueño. Tal vez lo mejor sería iniciar otra partida, a pesar de lo que me dolería perder mi actual progreso. También podría volver a instalar los archivos del juego para asegurarme que todo estuviera en orden. Así que volví a hablar con Kent, pero no tenía nada más qué decir. Comencé a caminar hacia mi granja cuando me encontré a Lewis en el camino. Le hablé.

<<Por fin escapé. Ahora estoy dentro>>.

Mis manos comenzaron a sudar, mi cabeza comenzó a dar vueltas, especialmente cuando las farolas que iluminan el pueblo se apagaron de repente. Lewis se alejó caminando y mi granjero quedó sólo en el centro de la plaza. Aunque la angustia me inundaba, presioné las flechas para avanzar hacia mi granja. Sólo quería regresar, dormir para guardar mi partida y cerrar el juego. No obstante, apenas alcancé a dar un paso cuando escuché el mismo gruñido espeluznante de la otra vez, pero en esta ocasión estaba más cerca, tanto que no pude distinguir si fue en el juego o en mi propia habitación. Quizá en ambos.

Eran las 12:00 am en el juego y en la vida real. Usé todas mis fuerzas para continuar moviendo mi personaje. Pero, cuando estaba a punto de entrar a la zona donde se encuentra el autobús, frené en seco. No quería pasar cerca del túnel. Era consciente de que podía ignorarlo y seguir directo hacia mi granja. Sin embargo, algo me decía que no sería tan sencillo. Las 12:30 am. Debía tomar una decisión. Podría regresar y entrar al bosque para usar la entrada sur de mi granja. O simplemente podría desmayarme donde me encontraba, si es que no pasaba algo similar a lo que ocurrió en el túnel la otra vez.

La 1:00 am. Rodear ya no era una opción. Presioné la tecla para caminar hacia la izquierda y entré a la zona del autobús con la total convicción de no mover mis dedos del teclado. Cuando iba a mitad del camino, noté que donde normalmente estaba el autobús, ahora había un cofre. Levanté mis manos del teclado. Volví a presionar una tecla, pero esta vez para acercarme al cofre. Lo abrí y dentro encontré la cápsula rota. Todos mis pensamientos se derrumbaban en mi mente como un castillo de arena a merced de una ola.

Todo estaba mal. Muy mal.

Lo que pasó después parecía tan irreal como un sueño. Mi personaje comenzó a caminar hacia la izquierda, en dirección al túnel, sin que yo siquiera tocara el teclado. Observé la transición de zonas. Mi granjero continuó avanzando sobre la carretera y allí se quedó la imagen. Estaba seguro que ahora debería estar viendo la parte interior del túnel en mi pantalla. Incluso escuchaba pasos que parecían venir de dentro y que se alejaban cada vez más. De pronto, el sonido se detuvo. Por instinto, me quité los audífonos, pues no quería escuchar nada más proveniente del juego. Incluso moví mis manos hacia el botón de apagado de mi computadora para acabar con esta pesadilla. Pero antes de poder alcanzarlo, el reloj del juego marcó las 2:00 am. Entonces escuché el mismo gruñido de antes.

Mis audífonos estaban sobre el escritorio y seguían conectados al equipo. La pantalla se había puesto negra. Sentí una corriente de aire helado punzando mi piel. Sabía que las ventanas estaban cerradas y mi habitación no contaba con aire acondicionado. Sólo quedaba una opción. Volteé mi cabeza. La puerta estaba abierta. Allí, bajo el marco de la misma y en medio de las sombras de la noche, unos dilatados ojos rojos como la sangre refulgían en lo que parecía un rostro oscuro que yo apenas lograba distinguir; acompañados de una sonrisa de dientes puntiagudos, la cual se movió como en cámara lenta y dijo:

<<Te dije que estaba dentro>>.

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